El próximo jueves, día 10, Hugo Chávez debía de tomar posesión como presidente de Venezuela. Ese día expira el plazo tras su victoria en las últimas elecciones. Pero esa toma de posesión no se va a producir porque Chávez, como es sabido, está muy enfermo en Cuba. La legislación del país establece que sea el presidente de la Asamblea Nacional quien asuma el cargo. Ya ha dicho el vicepresidente Nicolás Maduro que eso tampoco va a suceder. El chavismo, que mientras Chávez estaba en plenas facultades no respetó en muchas ocasión la ley, entra ahora en un período de transición en el que acentúa su carácter más dictatorial. En realidad los destinos de los venezolanos están en manos del régimen de los Castro que es quien ha conseguido el nombramiento de Maduro. En estas circunstancias, cuando se están produciendo estas anomalías en las que están involucrados el chavismo y el castrismo, es necesario que la comunidad internacional, y muy especialmente España, presione para que haya una democracia real. Es muy probable que en poco tiempo haya unas nuevas elecciones. La oposición ha sufrido en los últimos tiempos varios reveses. No por ello debe desinflarse. Es un momento decisivo que exige una alternativa fuerte.