El cincuenta aniversario de la declaración del Concilio Vaticano II “Nostra aetate” sobre las relaciones de la Iglesia católica con las religiones no cristianas ha centrado el tema de la intervención del Papa Francisco en la habitual audiencia de los miércoles. También ha sido el eje de un interesante acto celebrado en la Conferencia Episcopal Española, en el que han participado su presidente, el cardenal Ricardo Blázquez; el Arzobispo de Granada, presidente de la Comisión de Relaciones Interconfesionales, y destacados líderes de las comunidades judía y musulmana en España. El Papa ha recordado que esta declaración del Concilio es siempre actual y ha permitido un diálogo fructífero con otras religiones, además de que ha facilitado una serie de acontecimientos que se han sucedido y que han marcado la historia de la humanidad. Francisco se ha referido a la sospecha que se ha levantado sobre las religiones por causa de la violencia y el terrorismo. Si bien ninguna religión, como ninguna cultura, es inmune al riesgo de desviaciones fundamentalistas, el Papa ha insistido en lo esencial de toda experiencia religiosa verdadera, la afirmación de Dios y la afirmación del hombre, como fuente de esperanza y motor de construcción. Los creyentes pueden caminar juntos cuidando los unos de los otros, y cuidando de lo creado, ha dicho Francisco. Así daremos un testimonio de colaboración por el bien común, de defensa de la dignidad humana y de lucha contra la pobreza y la injusticia.