La inmediatez de los temas que ocupan la agenda de la opinión pública está relegando a segundo plano algunas cuestiones esenciales para el futuro. Una de ellas es el problema demográfico en España, tal  como se ha puesto de manifiesto en las Proyecciones de Población del Instituto Nacional de Estadística, que se acaban de hacerse públicas. Según estas estimaciones, el próximo año habrá más defunciones que nacimientos. Si la tendencia no se corrige, dentro de cincuenta años España habrá perdido más de ocho millones de personas, lo que representa que seremos menos españoles y más mayores.El desfase demográfico que se produce entre la suma de los nacimientos y la incorporación de población inmigrante, y las defunciones, tiene una primera grave consecuencia para el futuro del país y para la estabilidad de la estructura económica. Con este panorama está en duda la capacidad del sistema para mantener el pago de las pensiones, los gastos sanitarios y los derivados de las  dependencias.Pero lo más grave, tal como ha denunciado RedMadre, es la ausencia de políticas que favorezcan la maternidad, de modo que no se afronta el descenso de la natalidad y el descenso del número de mujeres en edad fértil. Esta proyección demográfica pone en evidencia, además, la contradicción que supone que el Estado esté dedicando 60 millones de euros a financiar el aborto en España.