De la mano de Elena Valenciano, el PSOE ha decidido calentar la campaña de las elecciones europeas tirando de los mismos tópicos de siempre, falsos o repletos de medias verdades, y con la ya inevitable guinda del anticlericalismo más ramplón.Valenciano se queda en el ámbito nacional para agitar el miedo a la derecha. Resulta increíble que afirme sin pudor que el PP ha traído la desigualdad a España, que ha introducido el Catecismo en las aulas, y propiciado el aborto clandestino. Lo dice la candidata europea de un partido que tuvo a España al borde de la quiebra; que se comprometió con un deficit del 3% y terminó su irresponsable aventura en el 11%; que quiso adoctrinar a todos con una ·Educación para la Ciudadanía en la que se obligó a estudiar una moral impuesta por el Estado; y que sacó adelante, incluso contra la opinión de la mayoría de sus votantes, una disparatada ley que convierte al aborto en un derecho, y que ojalá sea reformada cuanto antes.Aunque es innegable que repetir mentiras tiene su eficacia en ciertos sectores, estas proclamas electoralistas son ya demasiado conocidas. Parecen en realidad un desesperado intento por detener la sangría de votos que al PSOE se le pudiera abrir por la izquierda. Y ése es parte de su drama: tener que contener como sea la desbandada, en lugar de ilusionar con nuevos proyectos a nuevos posibles votantes. Es el caro peaje que un Partido está abocado a pagar cuando muestra una falta de ideas tan alarmante.