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"¡Abre la maldita puerta!"

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Tiempo de lectura: 8'Actualizado 10 abr 2017

Tenía un certificado médico de baja por enfermedad, que había roto y ocultado a la empresa, así como otros documentos que demuestran que estaba en tratamiento. MIRA EL NUEVO VÍDEO de las labores de búsqueda de los restos del avión difundido por el ministerio del Interior francés.En La Noche, un controlador aéreo había apuntado a la posibilidad de que se tratase de una acción voluntaria#Germanwings #Alpes

 

Sigue aquí la última hora sobre el accidente

EL PILOTO DESCENDIÓ INTENCIONADAMENTE, dice un controlador aéreo en COPE

 

 

  VIDEO. Así funciona el sistema de cierre de la cabina de un Airbus

Son los gritos que pegaba el piloto Patrick Sondenheimer aporreando la puerta de la cabina del vuelo 4U 9525 sin obtener respuesta, tal y como revela el diario Bild que también revela que la grabación de la caja negra recoge los gritos de los pasajeros. La investigación francesa no descarta posibles fallos técnicos del avión

El piloto del avión siniestrado en los Alpes franceses pidió desde fuera de la cabina a gritos al copiloto, que presuntamente estrelló de forma deliberada el aparato, que abriera "la maldita puerta", al tiempo que intentó derribarla, según se desprende las grabaciones de una de las cajas negras encontradas.

 Cuando el copiloto, Andreas Lubitz, supuestamente ya había accionado el sistema de descenso, y los controladores aéreos franceses habían tratado a las 10.32 horas de contactar sin éxito con el avión, la grabación registra la señal de alarma automática por pérdida de altura, revela hoy el diario "Bild" en su edición dominical.


 Inmediatamente después se oye un fuerte golpe, como si alguien intentara abrir de una patada la puerta de la cabina, y la voz del capitán, Patrick Sondenheimer, que grita: "¡Por el amor de dios, abre la puerta!"

 En un segundo plano de oyen gritos de los pasajeros.

 A las 10.35, cuando el avión aún se encontraba a 7.000 metros de altura, la grabación registró "ruidos metálicos fuertes contra la puerta de la cabina" como si ésta fuera golpeada.

 Unos 90 segundos más tarde, a 5.000 metros de altura, se activa una nueva alarma, y se oye al piloto gritar: "¡Abre la maldita puerta!"

 A las 10.38, todavía a unos 4.000 metros de altura, se oye la respiración del copiloto, que no dice nada.

 A las 10.40, el aparato toca con el ala derecha la montaña y de nuevo se oyen los gritos de los pasajeros, los últimos sonidos que registra la caja negra.

 La hora y media de grabación que se ha podido rescatar revela también como el capitán, a las 10.27 y a 11.600 metros (38.000 pies) de altura le pide al copiloto que vaya preparando el aterrizaje a Düsseldorf y éste le responde entre otras palabras con un "ojalá" y un "vamos a ver".

 En una rueda de prensa el pasado jueves, en la que se comunicó que las grabaciones permiten concluir que el piloto estrelló de forma deliberada el aparato con 150 personas a bordo, el Fiscal de Marsella calificó las respuestas del copiloto a su comandante de "lacónicas".

 Tras despegar con retraso de Barcelona, el comandante le había explicado entre otras cosas al copiloto que no había tenido tiempo de ir al baño, por lo que Lubitz le ofreció asumir el mando del aparato en cualquier momento.

 Después del control pertinente para preparar el aterrizaje es cuando el copiloto le vuelve a ofrecer al comandante asumir el mando para que éste pueda ir al baño.

 Dos minutos más tarde, se oye decir a Sondenheimer: "Puedes asumir el mando".

 Entonces se oye el ruido de una silla y una puerta que se cierra.

 Son las 10.29 y el radar registra un primer descenso del aparato.

LOS PROBLEMAS DE SALUD DE LUBITZ

También según el diario alemán, entre los restos mortales recuperados estarían los del copiloto. Andreas Lubitz, el copiloto que presuntamente estrelló de forma deliberada el avión de Germanwings en los Alpes, tenía problemas de visión que podrían haber puesto en peligro su trabajo, informó hoy el diario estadounidense "The New York Times".

Según el periódico, que cita a dos fuentes con conocimiento de la investigación, Lubitz buscó tratamiento para esas dificultades.

Por ahora, no está clara la seriedad de su problema visual, según "The New York Times", que añade que las autoridades no han descartado que fuera psicosomático.

El periódico recuerda que, según varios testimonios, para Lubitz era muy importante volar y que no había cumplido sus aspiraciones profesionales de cubrir rutas de larga distancia como comandante.

La Clínica Universitaria de Düsseldorf informó el viernes de que Lubitz había sido evaluado en sus instalaciones por última vez el 10 de marzo.

Consultada por "The New York Times", una portavoz del centro no quiso comentar si el copiloto había presentado problemas de visión, alegando las leyes que protegen la privacidad de los pacientes.

En un comunicado, la clínica calificó el viernes de "incorrecto" que Lubitz fuera tratado en ella por depresión y dijo que había acudido al centro para contrastar diagnósticos, sin dar más detalles.

La fiscalía de esa ciudad de Renania del Norte-Westfalia informó del hallazgo en uno de los domicilios registrados de Lubitz de distintos documentos médicos, incluida una baja, rota en pedazos, que estaba vigente el día de la catástrofe.

Lubitz mató presuntamente a 149 personas al estrellar el pasado martes contra un pico de los Alpes franceses un Airbus de la aerolínea Germanwings que hacía la ruta Barcelona-Düsseldorf.

ADEMÁS PADECÍA TRASTORNOS PSICOSOMÁTICOS

Agentes de la policía hallaron en el registro del apartamento en la ciudad alemana de Düsseldorf del copiloto del vuelo siniestrado de Germanwings numerosos medicamentos para tratar un grave trastorno "psicosomático", publica hoy el diario "Die Welt" en su edición digital.

"El hombre, de 27 años, estaba siendo tratado por varios neurólogos y psiquiatras", asegura un miembro de la investigación en declaraciones al rotativo, al tiempo que agrega que no se hallaron ni drogas ni nada que haga indicar una dependencia a los narcóticos o al alcohol.

El copiloto, Andreas Lubitz, sufría un "síndrome subjetivo de sobrecarga" -lo que se conoce como "burnout" o estar "quemado" por estrés laboral- y tenía una fuerte depresión, señala, y agrega que "esto se desprende de notas personales del piloto, que guardó y archivo".

En tanto continúa la evaluación del ordenador y los documentos confiscados por los agentes del apartamento que tenía el copiloto en Düsseldorf y de la vivienda de sus padres en la localidad de Montabaur.

Prosiguen además los interrogatorios a médicos, amigos, colegas y conocidos del copiloto.

También la novia de Andreas Lubitz ha tenido que responder a las preguntas de la instrucción.

La Fiscalía de Düsseldorf informaba ayer del hallazgo durante el registro de ambas viviendas de varios documentos que arrojan luz sobre la situación personal del copiloto, entre ellas "bajas médicas, actuales e incluso vigente para el día de los hechos, hechas pedazos".

La aerolínea Germanwings, por su parte, señaló que desconocía la existencia de un certificado médico de baja por enfermedad, pues el copiloto ocultó aparentemente su estado a la compañía.

El grupo especial que lleva la investigación bajo el nombre de "Alpes" cuenta en estos momentos con hasta 200 agentes encargados en buscar pruebas que permitan esclarecer qué llevó al copiloto a estrellar presuntamente de forma deliberada el vuelo 9525 con 150 personas a bordo cuando cubría la ruta Barcelona-Düsseldorf.

En Düsseldorf se encuentra también una delegación francesa, entre los que figuran el jefe de la dirección general del departamento de investigación criminal, Jean Pierre Michel, para intercambiar información con los investigadores alemanes.

Miembros de la delegación francesa informaron de que los restos mortales del copiloto todavía no han sido encontrados. 

UNA EXNOVIA DE ANDREAS LUBITZ ASEGURA QUE QUERÍA PASAR A LA HISTORIA
La mujer, con la que tenía relaciones esporádicas asegura que Lubitz la dijo que todo el mundo conocería su nombre."Cuando oí lo de la catástrofe, me vino una y otra vez a la mente una frase que decía: 'Un día haré algo que cambiará todo el sistema y entonces todos conocerán mi nombre y lo recordarán'. Nunca sabía a qué se refería, pero ahora cobra sentido", afirma la mujer en una entrevista que publica hoy el diario "Bild".

 Según la azafata, de 26 años y que dice haber mantenido el año pasado una relación en secreto con el copiloto Andreas Lubitz que duró unos cuantos meses, "durante los vuelos era una persona amable y abierta".

 La joven señala que "en la intimidad era muy tierno, una persona que necesitaba ser querida. Era una buena persona, que podía ser tan dulce, y regalaba flores".

 "Siempre hablábamos mucho de trabajo y entonces se convertía en otra persona, se alteraba por las condiciones en las que tenemos que trabajar: poco dinero, miedo por el contrato, demasiada presión", agrega.

 Asegura que se separó de él porque cada vez tenía más claro que "tenía problemas".

 "De repente perdía los estribos durante una conversación y me gritaba. Yo tenía miedo. Una vez incluso se encerró durante un buen rato en el baño", dice.

 Según la auxiliar de vuelo, Lubitz sufría pesadillas y se despertaba por la noches gritando que se iban a estrellar.

 "Sabía ocultar muy bien ante los demás lo que le pasaba realmente", asegura y agrega que "de su enfermedad nunca habló mucho, sólo que estaba en tratamiento psiquiátrico".

 La azafata cree que el copiloto estrelló deliberadamente el aparato, "porque se dio cuenta de que debido a sus problemas de salud su gran sueño de un empleo en Lufthansa, de trabajar como comandante y piloto de rutas de larga distancia era prácticamente imposible".

 "Si a ello se suman problemas de pareja, no lo sé", añade la mujer.

 En tanto, el copiloto tenía una nueva novia que trabaja como profesora en Krefeld, una localidad del estado federado de Renania del Norte-Westfalia, y con la que vivía en su apartamento de Düsseldorf, que ya ha sido registrado por las autoridades alemanas.

QUINTO DÍA DE LABORES DE BÚSQUEDA Y RESCATE

Los servicios de socorro franceses emprenden hoy la quinta jornada de rastreo en el lugar de los Alpes donde el pasado martes se estrelló el A320 de Germanwings, en busca de restos de sus 150 ocupantes y de la segunda caja negra que complete la investigación.

 Está previsto que el clima sea soleado y que el viento sople menos fuerte que ayer, cuando los vuelos de los helicópteros se vieron muy dificultados por este factor.

 Las labores de los servicios de búsqueda están divididas en dos, por un lado buscar indicios que contribuyan a la investigación, con especial atención a la segunda caja negra que pueda completar lo que ha revelado ya la primera, hallada el mismo día del accidente.

 Por otro, los helicópteros se centran en trasladar restos de las víctimas hasta Seyne-les-Alpes, donde se ha instalado un puesto de investigación que elabora las primeras labores de identificación, una tarea que llevará, como mínimo, una decena de días.

 En la región alpina donde se estrelló el vuelo que unía Barcelona con Düsseldorf se mantiene la solidaridad con las familias de las víctimas, que siguen acudiendo para despedir a sus seres queridos.

 Una misa será celebrada hoy en su memoria en la catedral de Digne-les-Bains, capital del departamento.


ANDREAS LUBITZ ESTABA DE BAJA MÉDICA PERO ROMPIÓ LOS PARTES


Andreas Lubitz, el copiloto que presuntamente estrelló de forma deliberada el avión de Germanwings, estaba de baja médica y en tratamiento psiquiátrico desde hacía tiempo, según informan hoy medios alemanes.

Entre los documentos hallados en los registros efectuados ayer en sus domicilios se encontró una baja médica emitida por un neurólogo y psiquiatra, informa la edición digital del diario "Süddeutsche Zeitung".

Según ese medio, Lubitz se había sometido durante bastante tiempo a varios tratamientos psiquiátricos, a cargo de distintos médicos, el último de los cuales le había emitido la baja que, según informó previamente la fiscalía de Düsseldorf, el copiloto había roto y presumiblemente ocultado a su empleador.

El diario berlinés "Der Tagesspiegel" informa, por su parte, de que Lubitz, de 27 años, había seguido un tratamiento por depresión en la Clínica Universitaria de Düsseldorf.

En un comunicado, ese centro médico aclaró que efectivamente Lubitz había sido atendido ahí y que su última visita de produjo el día 10 de marzo.

Calificó no obstante de "incorrecto" que fuera para un tratamiento por depresión e indicó que había sido para contrastar diagnósticos, sin dar más detalles.

La clínica se amparó en el precepto de la confidencialidad médica, que impide concretar esos extremos, aunque señaló que ha trasladado la información pertinente a la fiscalía de Düsseldorf.

Hoy mismo la fiscalía de esa ciudad de Renania del Norte-Westfalia informó del hallazgo en uno de los domicilios registrados ayer de Lubitz de distintos documentos médicos, incluida una baja rota vigente el día de la catástrofe.

Fuentes de la fiscalía negaron que en esos registros se hubiera encontrado una carta de despedida "ni indicios que apunten a un trasfondo político o religioso" para su proceder.

Hasta ahora se sabía que el copiloto de Germanwings había interrumpido durante unos meses, en 2009, su formación en el centro profesional de Lufthansa.

El presidente de aerolínea, Carsten Spohr, informó ayer de la interrupción de ese periodo de formación, pero rehuyó concretar a qué se debió, ateniéndose a que está bajo la prerrogativa de la confidencialidad médica.

El copiloto causante de la tragedia en el vuelo 4U9525, procedente de Barcelona y con destino Düsseldorf y que llevaba 150 personas a bordo, empezó su aprendizaje a los 14 años en un club de aviación local e ingresó en la escuela de Bremen de Lufthansa en 2007.

En 2009 se produjo la interrupción por unos meses de la formación, que reanudó con posterioridad hasta ingresar en Germanwings, filial de bajo coste de Lufthansa, en 2013.

Spohr insistió ayer en que, tanto al ingresar en la escuela como al reanudar y completar su instrucción, Lubitz pasó los más rigurosos exámenes, físicos y mentales.

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