En un inicio de temporada en la que resuenan tambores de guerra entre los toreros más jóvenes, un valenciano, Román, ha presentado este miércoles sus credenciales para subirse al carro del cambio generacional. Tras una más que interesante etapa novilleril, su paso al escalafón superior supuso un parón en su carrera. Sin embargo, Román ha tenido un miércoles para la ilusión. Si por la mañana se aseguraba su confirmación de alternativa en la próxima Feria de San Isidro, por la tarde firmaba una actuación esperanzadora en la plaza de toros de Valencia. Otro joven que no quiere quedarse atrás y busca el salto a la primera fila.Sin ser una tarde rotunda, Román dejó buenas sensaciones en los dos toros que sorteó de un decepcionante encierro de Capea con los tres hierros de la casa. El torero no dudó en hincarse de rodillas para presentar la muleta a su primer toro desde el centro del platillo. Movilidad del toro que a punto estuvo de arrollarlo. No se inmutó el valenciano, que dio distancias y dejó venirse al toro de lejos en los primeros compases de la faena. Aprovechó esas idas y venidas del astado para ir levantando una faena seria, asentada y mostrando una evolución positiva en sus formas. La estocada no resultó todo lo efectiva que hubiese querido Román y dos golpes de descabello frenaron la petición de oreja, que no terminó de cuajar en mayoritaria.Algo que sí ocurrió en el sexto. Éste fue otro animal sin fondo de casta que se movió sin ninguna clase y con el que Román tuvo que tirar de valor y recursos para superar la frialdad ambiental de la tarde. Faena de torero en sazón, dejándose rozar la taleguilla con los pitones y buscando una oreja que llegó tras una estocada suelta y un golpe de verduguillo. La parte negativa del festejo hay que buscarla en la actuación de El Soro. Lo que no veíamos viable el año pasado, seguimos sin verlo este. Que El Soro no está para vestirse de luce sigue estando a la vista de cualquiera que tenga sentido común. Sin facultades físicas, hurtar un puesto en los carteles para anunciar al torero de Foyos en una feria como la de Fallas se sigue antojando un despropósito a la razón. A su primero, un manso de libro, ni quiso verlo y lo despenó de un infame bajonazo sin haberse puesto delante ni con capote ni con muleta. Al menos con el cuarto sí se puso delante El Soro para saludar con el capote al de San Pelayo. Tuvo una bondad infinita el toro del hierro salmantino, pero el veterano torero mostró de nuevo que lo suyo era un querer y no poder que no condujo a nada. Sólo a la lástima. Quien quedó en tierra de nadie fue Jesús Duque. Manseó de salida el primer toro del lote del torero de Requena. Barbeó tablas, intentó saltar al callejón y mostró poca fijeza. No hacía presagiar nada bueno. Pero después, esa mansedumbre vino acompañada de cierta nobleza que aprovechó el valenciano para trenzar una faena aseada, muy asentada de plantas y mejor resuelta por el pitón derecho. Hubo temple aunque se evidenció el escaso rodaje de Jesús. Se tiró a matar derecho como una vela y resultó volteado. A la segunda cazó al toro de media perpendicular que fue suficiente.El quinto apuntó buena condición y clase en sus viajes en los primeros tercios. Pero el animal de Capea llegó muy desfondado al último tercio. Las carencias de Duque salieron más flote en cuanto a colocación y oficio, en una faena larga y de escasa relevancia artística.

FICHA DEL FESTEJO

Valencia, miércoles 16 de marzo de 2016. 6ª de Feria. Dos tercios de plaza.

Dos toros de Carmen Lorenzo (1º y 6º), dos de San Pelayo (2º y 4º) y dos de Capea (3º y 5º), bien presentados, en tipo. De juego descastado en conjunto. Con cierta nobleza y clase pero a menos resultaron segundo, tercero y cuarto. Manso el primero y deslucidos quinto y sexto.

Vicente Ruiz 'El Soro', pitos y silencio.

Jesús Duque, saludos y silencio.

Román, vuelta y oreja.