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Exagerado triunfo estético

José María Manzanares cortó este viernes cuatro orejas en Albacete. Álvaro Lorenzo paseó una mientras Ponce dio una vuelta. Los 'cuvillos' y 'juanpedros', de segunda.

José María Manzanares en su salida a hombros este viernes del coso albaceteño. EFE

José María Manzanares en su salida a hombros este viernes del coso albaceteño. EFE

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Tiempo de lectura: 5'Actualizado 17 mar 2017

La de hoy es de esas tardes en las que a pesar del a priori bagaje artístico abultado uno sale con la sensación de que ha habido una suerte de inflar los resultados y maquillar lo visto y vivido en el ruedo. Cuatro orejas para el alicantino Manzanares se antojan a todas luces excesivas. Bien es cierto que hubo algunos momentos interesantes y sobre todo templadísimos, pero no fue la tarde más rotunda del diestro en Albacete, ni mucho menos. Además, Enrique Ponce dio una vuelta al ruedo y el toledano Álvaro Lorenzo cortó un trofeo. ¿Y los toros? Respiren hondo y tomen asiento, que vienen curvas.Porque de los seis toros inicialmente previstos de Núñez del Cuvillo para Albacete, finalmente sólo se lidiaron cuatro, siendo la corrida remendada con dos más de Juan Pedro Domecq. Y nos preguntamos, una vez vistos los toros que saltaron al ruedo, cómo serían los que se quedaron en los corrales. Sobre los lidiados, su presencia no fue acorde con la categoría que se le supone a la plaza de toros de Albacete, aunque tras ver la presentación de los toros estos últimos días nos están empezando a entrar serias dudas al respecto de si esa categoría que se le supone es realmente verdadero o no. Lo de hoy fue una suerte de toros de presencia anovillada y muy pobres de cabeza, siendo su juego exponencialmente mejorable salvo el segundo de la tarde, un astado de Cuvillo de gran calidad en la muleta aunque manso. El resto, además de mansos, varios flojos, muy bajos de casta y no sabemos si poseían título de marqués, duque o barón ya que resultaron nobles de título. Lo dicho, llegan los carteles de mayor lustre a priori y, oh casualidad, el trapío decrece. Curiosos casos del toreo, oigan.Entrando en la parte mollar del festejo de hoy, no nos atreveríamos  a negar el idilio entre Manzanares y la plaza de toros de Albacete porque muchos quisieran tener su ratio de paseíllos-triunfos en otros cosos, ahora bien, el de hoy fue un triunfo motivado por su estética y temple –ambos magistrales-, un cuvillo excelente para la muleta, y, de nuevo, el triunfalismo presidencial. Entrando en lo visto en el albero manchego, el alicantino sorteó uno de Cuvillo justo de presencia que empujó con la cara alta en el caballo y donde se le rompió el palo al piquero. Manzanares realizó unas chicuelinas estéticas y templadas en el quite que gustaron al respetable. A continuación, el toro se dolió en banderillas, para variar, aunque ya se adivinaba que poseía boyantía a la hora de acudir a los capotes. De esta forma, José María comenzó con la diestra por alto en los muletazos de tanteo, yéndose al centro del ruedo posteriormente y donde ya se vislumbraba que poseía calidad en la embestida. Prosiguió con la diestra y el toro perdió las manos pero no había comunión entre toro y torero hasta que hubo una serie templada con la diestra de buen tono. Se echó la muleta a la zurda y hubo un salto de calidad en la faena, con más acople. El matador le dio distancia en la siguiente serie y siguió habiendo temple y suavidad pero perdiendo un paso tras los pases. Volvió a la zurda y hubo más reunión, toreando por bajo, pero lo despedía hacia fuera. No hubo una suerte de exprimir al toro, de exigirle, carente de profundidad y mando, siendo una labor más de acompañamiento en los pases, belleza plástica pero muleteo superficial. Mató de estocada baja que provocó derrame y el presidente Cuesta concedió el doble trofeo y la vuelta al ruedo a un toro que no había cumplido en varas y se dolió en banderillas. Ver para creer… La vuelta al ruedo, protestada.Con el quinto, un chico toro de Cuvillo, hubo un saludo capotero de Manzanares suave y candecioso. Luego, el toro empujó con un pitón y salió suelto del peto, dejando un blandeo por el camino, doliéndose en banderillas posteriormente. Comenzó con la diestra y hubo un cambio de mano templado, un remate muy torero, con empaque, y luego un par de pases más que resultaron enganchados. Siguió muy templado con la diestra, suave, pero también con algunos toques en pases sueltos. Prosiguió con la zurda y aunque poco ajustado, el temple seguía presente. La siguiente serie fue la más sucia, con muchos toques, pero se redimió en la siguiente al torearlo por bajo aunque terminando los pases hacia fuera. Regresó a la diestra, volviendo un par de toques de telas aunque finalizó con un pase de pecho de enjundia. La faena fue una suerte de pinceladas, muy buenas algunas, pero sin terminar de pintar el cuadro ni concluir la obra. Aunque el toro protestaba en muchas ocasiones debido a que no iba sobrado de casta. Se perfiló para matar, sonó el aviso y el presidente fue recriminado por parte del respetable, citó y dejó una estocada recibiendo desprendida. Las dos orejas, de nuevo en la presidencia. La exageración, también presente de nuevo. Manzanares llegó, vio y venció. Pero no convenció.En cuanto al resto de la terna, Enrique Ponce se enfrentó en primer lugar a un astado que ya apuntaba flojedad de salida. Empujó inicialmente con un pitón y luego se durmió en el peto, doliéndose posteriormente en banderillas, luego un blandeo y el toro ya había abierto la boca. Y además escarbó buscando el tesoro en el albero… Sin ninguna suerte de transmisión, Ponce planteó una faena a media altura, iniciando el trasteo por alto y despegado. Siguió con suavidad a media altura y luego otra serie con la diestra, con un toque de muleta, y sin un ápice de transmisión. Con la zurda lo llevó embebido en la muleta pero, repetimos, no hubo emoción. Volvió a la diestra pero todo resultó poco lucido. Imposible hallar calor con toros así. Mató tras pinchazo con desarme, metisaca, otro pinchazo, pinchazo saliéndose y un golpe de descabello.Con el cuarto, que salió suelto de la suerte de varas tras notar el puyazo trasero y donde no hubo realmente pelea, también se dolió en banderillas, y tampoco era un ejemplar que hiciese alarde de fortaleza, ni nada parecido. Enrique Ponce planteó un tanteo templado con la diestra, a continuación otra con la misma mano toreando de abajo arriba y luego otra de similar trazo. Con la zurda hubo cierto temple pero poco que rascar ante un astado que calificaríamos de protestón. Luego, se fue a terrenos del tendido cinco y allí siguió insistiendo por ambos pitones aunque casi nunca ajustado y terminando con el clásico arrimón de cercanías aunque solo sirviese para certificar la descastada condición del toro. Mató tras pinchazo y estocada caída, hubo minoritaria petición de oreja y el de Chiva dio una vuelta al ruedo.Por su parte,  Álvaro Lorenzo se enfrentó a un astado que se golpeó el costado derecho con las tablas del tendido 10 casi al pisar el albero. Lorenzo lo recibió de capote y lo toreó a la verónica bastante despegado de inicio y más ajustado en su tramo final. El morlaco empujó con un pitón tras serle recetado un puyazo trasero y pasar por banderillas sin pena ni gloria. Pero resultó difícil lograr con la muleta una suerte de continuidad entre las series debido a la ruinosa condición del astado que blandeó y perdió las manos hasta en seis ocasiones. Lorenzo lo intentó con ambas manos, en ocasiones despegado, pero no fue hasta el tramo final del muleteo cuando se caldeó el ambiente por mor de un par de series más templadas y a media altura con la diestra y, a continuación, lanzar el estoque de matar y utilizar una suerte de luquesinas con algún enganchón. Mató de estocada caída y trasera con desarme de muleta, dos golpes del cachetero, y se le otorgó una oreja digamos que de animosidad.En el que cerraba plaza, otro ejemplar anovillado que no llegó a cumplir en el peto y se dolió en banderillas, y que resultó el peor de todos los lidiados, doliéndose en banderillas, además. Aunque brindó al respetable, el toro ya mostró en el inicio del trasteo que embestía con la cara alta, Álvaro lo intentó, con más frialdad en el inicio y más disposición en la parte media y final de la faena, pero no hubo nada que hacer. Mató de pinchazo perdiendo la muleta, estocada con desarme y un golpe del puntillero. Y colorín colorado, otro episodio más del libro del triunfalismo había acabado.

FICHA DEL FESTEJO

Albacete, viernes 16 de septiembre de 2016. 9ª Feria. Casi lleno.

Cuatro toros de Núñez del Cuvillo y dos de Juan Pedro Domecq (1º y 3º), muy justos de presentación, varios anovillados, mansos, descastados, algunos flojos como el tercero, tremendamente nobles. Al segundo, con el hierro de Cuvillo, se le premió con la vuelta al ruedo

Enrique Ponce, silencio tras aviso y vuelta tras aviso.

José María Manzanares, dos orejas y dos orejas tras aviso.

Álvaro Lorenzo, oreja  y silencio tras aviso.

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