"La justicia es lenta pero acaba llamando a la puerta de caoba o de contrachapadoÂ"La verdad es que se está poniendo imposible la profesión de justiciero. Yo antes me sentía especial en este oficio, porque podía disparar –metafóricamente- al feo y al malo de turno sin que me surgieran competidores. Estaba yo solo en la ciudad sin ley. Pero ahora brotan los sheriffs como setas, hay un ajustador de cuentas por cada español y tantos fiscales como seleccionadores de fútbol. Todo español tiene una opinión fundada e implacable sobre la libertad condicional de Urdanga, y a todo español le parece poca cárcel la que les ha caído a los Black Boys. Lo suyo sería reponer el garrote vil, o al menos el potro en la plaza Mayor. O en Las Ventas, donde a este paso se prohibirán los toros y en su lugar se estoqueará a concejales y diputados. Si esto sigue así, me voy a tener que dedicar al mundo del corazón. Cambiaré el revólver por la silicona, y las imputaciones por los falsos robados.El Bueno: Francisco VerdúPues el bueno es Francisco Verdú, ex número dos Bankia, y el único consejero con derecho (entre comillas) a tarjeta alegre que ni siquiera llegó a activarla. En la semana en que hemos conocido el veredicto sobre los Men in Black, es justo recordar que hubo un justo en Sodoma, un banquero que limpió el enfangado nombre de su odiada profesión porque había sido educado en un verdad sencilla: los gastos de representación también hay que justificarlos, y más en una caja pública. Así que cuando el propio Rodrigo Rato le entregó la suculenta tarjeta, Verdú la cogió, la metió en un cajón y ahí se quedó cogiendo polvo mientras sus compañeros le sacaban brillo.Lo hacen seguramente porque no soportan que su honradez les señale por contraste. Nada hay más vergonzante para el corrupto que un hombre íntegro colocado en la misma situación. Fue la propia Fiscalía la que puso como ejemplo el no es no de Verdú –en las antípodas morales del de Sánchez- para fundamentar su acusación contra los del sí es sí al gasto opaco en bragas, viajes y restaurantes, por citar los conceptos más confesables. Es cierto que Verdú no levantó la liebre, lo que habría redondeado su ejemplaridad, pero era honrado, no suicida. Lo hizo cuando se lo reclamó el juez, ante el que acudió como testigo, no como imputado. Ahora él está en Miami con su negocio y los black boys gastando lo que les queda en abogados que les salven de la trena.El Feo: Puigdemont-RajoyQue no es un personaje concreto sino un feo acontecimiento que tuvo dos protagonistas: Rajoy y Puigdemont. Adivinarás que me estoy refiriendo a la fea reunión secreta en La Moncloa que el presidente del Gobierno mantuvo con el president de la Generalitat en enero, y que esta semana han filtrado desde las filas internas del separatismo, porque a Rajoy estas cosas no se las filtra nadie porque no se entera ni Viri. Ocurre que conforme se aleja la ensoñación de la independencia, se recrudece la guerra entre los distintos sectores separatistas: Convergencia, Esquerra y CUP, más algún tonto útil de la aventura a ninguna parte. La filtración huele a maniobra de Junqueras para retratar a Puigdemont, su íntimo enemigo, como un farsante comprometido solo de boquilla con la emancipación de la patria, porque luego negocia en secreto con el Estado opresor.Rajoy, que siempre ha invertido en la refutación del derecho a decidir toda la claridad y toda la contundencia que escatima en otros temas. Lo que ocurre es que el presidente debería ser coherente del todo y explicar a los españoles de qué se habló allí. Una reunión con quien aspira a liquidar la soberanía nacional no es algo que pueda tratarse a puerta cerrada. Sería gravísimo que se hubiera hablado del tenor literal de una hipotética pregunta para una consulta legal, valga el oxímoron. Pero si se habló de dinero, de inversiones pagadas por todos los españoles, también tenemos derecho a conocer el desglose de la factura. No me parece mal que se use la discreción para encarrilar el descarrilamiento institucional de Cataluña, pero después de la discreción ha de venir la transparencia. Queremos saber, presidente. No nos falle en esto.El Malo: Blesa-RatoMe costaba tanto decidirme entre Blesa y Rato que he acabado eligiendo a los dos. Que son los dos mayores damnificados por la sentencia del caso de las black de esta semana, con penas de seis y cuatro años de cárcel respectivamente. La sala los considera los autores de la trama, y les castiga con proporcional dureza. Ya se ha dicho todo sobre estos dos privilegiados a los que la vida les dio todo y sin embargo siempre les parecía poco. Aún les queda el recurso al Supremo, que será finalmente quien dicte o no su descenso al infierno presidiario desde las alturas del . Pero según se acerca ese momento, uno sinceramente ya no siente siquiera indignación. Ya solo siento estupor, asombro, incluso curiosidad. Se les acaba el chollo. Podemos alcanzó su pico de popularidad y de intención de voto cuando estalló el escándalo de las black, que resultaba especialmente indignante porque lo entendía todo el mundo: no se trataba de complicadas ingenierías financieras sino de una tarjetita para pagarse vicios caros sin dar cuentas a nadie. Y lo hicieron todos, PP, PSOE, IU, sindicatos y empresarios. Pero todos esos depredadores del erario público ahora afrontan no solo la devolución de lo gastado sino en 11 casos una pena de prisión. La condena alcanza a 65 acusados de un delito de apropiación indebida. Es muy probable que Rato y Blesa duerman dentro de unos meses en el catre del trullo, como ya lo hicieron Bárcenas, Díaz Ferrán o Granados. Eso de que los poderosos en España se van de rositas solo lo compran las mentes débiles que necesitan consuelo victimista. La justicia es lenta pero acaba llamando lo mismo a las puertas de caoba que a las de contrachapado. Donde no es igual para todos es al otro lado del Atlántico, donde sigue enjaulado Leopoldo López después de un juicio-farsa. Nunca el populismo español agradecerá lo suficiente la suerte que tiene de vivir en España y cobrar bien por pasear camisetas en el hemiciclo.Una bala en la recámaraSolo una detonación impaciente en dirección a Sevilla. Donde Susana Díaz sigue jugando a Rajoy. Ahora dicen que será a primeros de marzo cuando ponga el huevo de su candidatura. Nosotros entendemos que quiera acortar la campaña para no desgastarse, pero el precio de su cálculo es el desgobierno en España, que no tiene presupuestos, ni pacto por la Educación, ni nada más que fogueo centrista, vetos populares y purgas errejonistas. Como espere un poco más, Pedro Sánchez aprenderá a decir NO en ruso. Y tomará la Zarzuela pensando que dentro vive un zar.Escucha a El bueno, El feo y El malo de Jorge Bustos, en La Linterna