Willy recibía la habitual indiferencia con la que nos comportamos con los mendigos, con los “sin techo” que se buscan la vida en la calle. Sin embargo, también tenía amigos, gente que le ayudaba como algunos religiosos o miembros de la Guardia Suiza, a cuya capilla solía acudir.Willy Herteleer llegó a convertirse en amigo de Américo Ciani, canónigo de la basílica de San Pedro, y no era raro verlos en algún café compartiendo un “capuchino”. Hasta que Willy desapareció a principios de enero. Nadie sabía nada de él, así que Américo comenzó a buscarle y acabó averiguando que Willy había fallecido pocos días antes en el Hospital del Espíritu Santo, en Roma, en cuya morgue continuaba su cadáver porque nadie lo reclamaba. Los médicos explicaron a Américo que su amigo Willy había muerto posiblemente a causa de una diabetes de la que no se trataba.Cuentan que este mendigo se comportaba siempre con una dignidad enorme, y con esa misma dignidad se ha convertido en el primer “sin techo” en ser enterrado en El Vaticano, en el conocido como Cementerio Teutónico. Allí descansan desde hace siglos nobles alemanes, austriacos o belgas. Y desde ahora, también un mendigo, Willy.Willy, el mendigo que ha sido enterrado en el cementerio del Vaticano