MI HERMANO GASPYPasan los días y me resulta muy difícil escribir, pero quiero hacerlo. Es mi hermano, mi hermano Gaspy. No estamos preparados para que un hermano se vaya. Y menos de esta manera. Se rompe una parte de nuestra vida, de todo lo vivido juntos, de nuestra base. Cada hermano tiene su espacio. Y Gaspy tiene el suyo.En estos días han pasado muchos recuerdos por mi cabeza, muchas vivencias. Me protegía mucho cuando éramos pequeños, cuando estábamos todos en casa, en Gijón. Soy la pequeña de los cuatro y siempre estaba vigilante. Me enseñó a jugar a las chapas, a los ciclistas y a indios y vaqueros. Mis flechas sólo podían ir en una dirección, las suyas tenían mucha imaginación.Como periodistas vivimos y compartimos muchos momentos, al igual que con mi hermano Manolo. Mi hermana Teresa no se decantó por el Periodismo. Gaspy y yo coincidimos en Radio Intercontinental, en Antena 3 y en COPE. A todos nos gustaba la profesión de nuestro padre, el “Gran Rosety” como le llamaban. Y nuestra madre nos impulsó. Ella fue fundamental. Nacimos y crecimos pegados a la radio y a los periódicos, escuchando y leyendo a mi padre, que nos enseñó lo maravillosa que es esta profesión de contar lo que pasa, con responsabilidad y con ética.Gaspy siempre tuvo don de gentes. Lo heredó de mi padre. No pasaba desapercibido y no dejaba indiferente a nadie. Allá donde entraba todo el mundo se giraba. Tuve la oportunidad de estar con él en la cabina de radio de algún campo de fútbol. Sobre todo en la etapa de Antena 3. Recuerdo un día muy especial para mí, en el Bernabéu. Llegaba el gol. Abrió el cristal de la cabina y su potente voz salía fuera. Y cantó el gol. Del Real Madrid. Fue espectacular ver cómo todo el mundo se giraba para escucharle y aplaudirle. Los allí presentes sabían que era Rosety.Han llegado mensajes preciosos en estos días a mi teléfono. Muchos de ellos contaban que decidieron estudiar Periodismo por Gaspy, que escuchándole se les dispararon las ganas de ser periodista. Y uno, que me ha encantado, contaba que Gaspy fue su regalo de cumpleaños cuando cumplió 18. Sus padres contactaron con mi hermano y le llevaron a casa a su ídolo.Gaspy era muy grande y hacía las cosas a lo grande. No podía irse de otra manera. El fatídico día, mi sobrino Ricardo, hijo de mi hermano Manolo, escribió que el cielo ya tiene narrador. Seguro que ahí arriba ya ha cantado eso de…“¡Viva España y Viva Dios!”. Y se habrá metido a los ángeles en el bolsillo.Patricia Rosety