Todo el mundo se pregunta qué le pasa al Barça. Por qué ha bajado su rendimiento. Por qué ha perdido el manejo del balón y la efectividad de cara al gol. Hay muchos factores que podrían explicarlo, pero inmediatamente todo el mundo apunta a Leo Messi. Si el Barça gana, es por el equipo, pero si el Barça pierde, es por Messi.Es más que evidente que el Barça ha perdido chispa, que la preparación física deja muchas dudas, que los nuevos fichajes no están funcionando, que surgen dudas en el centro del campo y atrás, que ya no está Xavi, que se pierden balones, que no basta con Iniesta y Busquets, que miras al banquillo y no hay fondo de armario, que Luis Enrique no está acertado en sus decisiones. Muchos factores que podrían explicar el mal momento por el que atraviesa el Barça.Sin embargo, la lectura que se hace es simple, pero a la vez realista: el Barça no funciona porque Messi no está. Si Messi no aparece, el Barça queda huérfano. Si Messi estornuda, el Barça se constipa. No debiera de ser así, pero la realidad es que la dependencia de Messi es total.Y Messi no está, porque no puede, porque está lesionado. Según ha podido saber la Cadena COPE de fuentes cercanas a la entidad blaugrana, desde hace varias semanas juega con molestias musculares. Y lejos de parar, ha seguido y sigue jugando, con el Barça y con la selección. Entre tanto, y mientras no desaparezcan por completo esas molestias, continúa en tratamiento.El 10 lleva tiempo sufriendo en silencio una lesión que apenas tiene tiempo de tratar. Su compromiso con el Barça y con la selección argentina es tal que le impiden parar. Como ha quedado demostrado, si él no está, el equipo se cae. Y Leo trata de que el equipo no se caiga, pero su cuerpo no está respondiendo como a él le gustaría.El pasado jueves, Leo estuvo en Sacile, en el norte de Italia, cerca de Venecia, visitando a su médico de confianza, el médico deportivo y experto en nutrición Giuliano Poser. La estrella argentina, en su día libre, y acompañado por Pep Costa, su mano derecha, fue a la consulta de Poser para tratarse este problema y comprobar que evoluciona favorablemente. Aunque el tratamiento kinesiológico está resultando, requiere un seguimiento hasta que los dolores desaparezcan por completo.En el Barça lo saben, pero ya es demasiado tarde. Han quedado eliminados de la Champions y han resucitado en la Liga a sus rivales. Ha quedado patente que la jerarquía de MessiI es total, que no tiene recambio, y si él no está, todo se desmorona.Leo ha intentado disimularlo, jugando todos los minutos, pero es imposible. Mientras, Luis Enrique calla y mira para otro lado. El técnico asturiano es incapaz de reconocer las carencias del equipo, su mala gestión y el esfuerzo que Messi lleva haciendo toda la temporada, entre lesión y lesión. Primero fue la rodilla, luego los cólicos nefríticos, ahora las molestias musculares. Forzó para llegar al Clásico (el pasado 21 de noviembre) tras una recuperación frenética de 8 semanas; forzó para jugar la final del Mundialito tras retorcerse de dolor en la habitación de su hotel en Yokohama; y lleva forzando para que el Barça llegue con opciones de todo a final de temporada. Leo siempre ha forzado para que el equipo no se rompiera, para equilibrar esas carencias que Luis Enrique no ve, o no quiere ver. “No pasa nada, no hay bajón físico”, dice el asturiano. Pues sí pasa, a la vista está.