Uno de cada tres españoles será mayor de 65 años en el año 2066. En las próximas cinco décadas España perderá unos 8 millones de habitantes, una sangría que solo se verá paliada parcialmente con la llegada, se estima, de unos 3 millones de inmigrantes. Estas son las proyecciones sobre población presentadas ayer por el Instituto Nacional de Estadística. El temido invierno poblacional está a la vuelta de la esquina y los esfuerzos de adaptación van a ser duros, en un contexto además en el que la deuda pública se ha disparado por encima del 100 % del PIB, y desde Bruselas se exigen medidas de contención del gasto. Pero más allá de corregir los efectos, haríamos bien en empezar a atajar las causas del envejecimiento.El pacto de gobierno entre el Partido Popular y Ciudadanos contiene, en ese sentido, algunos elementos positivos, como el compromiso de aprobar una ley integral de apoyo a la familia o la apertura de un diálogo para alcanzar en los tres primeros meses de gobierno un Pacto Nacional para la Conciliación Laboral y la Racionalización de los horarios. Son medidas que pueden impulsar la natalidad y contribuir a aliviar la carga que la crisis ha supuesto la crisis sobre las familias, los grandes agentes de solidaridad en nuestro país. Más allá de ideologías, haría bien el Congreso en empezar a tomarse muy en serio el problema, porque sin familias fuertes, no hay futuro.