La situación para los cristianos en Irak es insostenible. Pero esta noticia, que ha trascendido por el diario ankawa.com , deja claro que ni siquiera los propios musulmanes se encuentran a salvo de las espadas de los radicales de Isil.
La persecución de los cristianos se encuentra en un momento verdaderamente delicado. Se sellan las puertas de sus hogares con una 'N' de Nazarenos, se les impone una paga mensual si quieren sobrevivir siendo fieles a su religión en la ciudad, se les humilla en el mejor de los casos y hay orden estricta de ejecutar a cualquiera que se muestre aferrado a una cruz.
El día anterior a la muerte de Mahmoud Al' Asali, los jóvenes cristianos iraquíes y musulmanes en desacuerdo con la represión lanzaron en Baghdad una campaña en la que se leían pancartas: "Yo soy iraquí, yo soy cristiano". Mientras se decidía la cantidad del impuesto islámico para los no musulmanes (la jizya), el profesor decidió manifestar en voz alta y sin miedo que "la brutal persecución a los cristianos iba en contra de los preceptos del Islam". El precio de esta llamada de atención al Estado Islámico se lo han cobrado con su vida.
No aceptó permanecer en silencio ante la violencia en contra de los cristianos de Mosul. Según informa Vaticcan Insider, el profesor Al’Asali asumía el riesgo de sus declaraciones: "En Mosul todos saben que en Raqqa, la ciudad siria gobernada desde hace un año por el Estado Islámico de Irak y del Levante (ISIL), son muchísimos los activistas que luchan por los derechos humanos que han pagado con sus vidas por oponerse a la intolerancia del mismo".