“Habíamos interiorizado -dice- que la histórica hermandad hispano-árabe era un seguro de vida”. Las células islamistas estaban aquí sólo de paso, 'el descanso del guerrero'. Ni siquiera el 11S en Nueva York llevó a los servicios de información e inteligencia a plantearse que podíamos ser un objetivo. La destrucción de las Torres Gemelas si dio pié a la hipótesis de un atentado en suelo español, pero contra intereses yanquis, israelíes y hasta británicos. El atentado de Casablanca, contra la Casa de España, en mayo de 2003, encendió todas las alarmas. Ceuta y Melilla fueron reforzadas con agentes de información. Se hizo un recuento detallado de posibles focos islamistas provincia a provincia. Cinco meses antes del 11M un informe policial advirtió al Gobierno de que la radicalización alcazaba niveles muy preocupantes. El ataque podía estar a punto de producirse. El objetivo?. Ahora si, España. Y llegó.