AFTER EARTH *** (7)

FICHA TÉCNICA.- Director: M. Night Shyamalan. Intérpretes: Will Smith, Jaden Smith, Zoë Kravitz, Sophie Okonedo, Isabelle Fuhrman, Lincoln Lewis, Sacha Dhawan, Kristopher Hivju, David Denman, Darrell Foster. Guion: M. Night Shyamalan y Gary Whitta; basado en un argumento de Will Smith. EE.UU. 2013. Ciencia-ficción. 100 min. Jóvenes.

Tras dirigir las pequeñas pero estimulantes “Praying with Anger” y “Los primeros amigos”, el cineasta estadounidense de origen indio M. Night Shyamalan rompió las taquillas de todo el mundo con “El sexto sentido”, que llevó a muchos críticos a coronarle como “el nuevo mago del suspense”. Shyamalan hizo honor a esa denominación en sus siguientes filmes: “El protegido”, “Señales”, “El bosque” y “La joven del agua”. Después endureció su mirada y perdió público en la apocalíptica “El incidente”, y fracasó estrepitosamente con la caótica epopeya fantástica “Airbender: el último guerrero”, el encargo que le hizo Paramount Pictures para llevar al cine la popular serie televisiva de animación “Avatar: The Last Airbender”. Ahora, recupera un poco la forma con otra película de encargo: “After Earth”, una sencilla, espectacular y entretenida aventura futurista, casi familiar. El propio Shyamalan ha escrito su guión con Gary Whitta (“El libro de Eli”) a partir de un argumento del actor Will Smith, claramente destinado a impulsar la carrera actoral de su hijo Jaden Smith, con el que ya protagonizó “En busca de la felicidad” y al que produjo la taquillera “The Karate Kid”.

Hace mil años, una serie de catastróficos eventos obligaron a la humanidad a escapar de la Tierra e instalarse en Nova Prime, un planeta en el que han desarrollado una civilización sostenible y ecológica. Allí, la única amenaza son los ursas, unos alienígenas monstruosos y casi ciegos, que atacan a los seres humanos guiándose por las feromonas que genera su miedo. Por eso, ha alcanzado un prestigio legendario el general Cypher Raige (Will Smith), que considera que el miedo no es real, y que ha aprendido a controlarlo en cualquier situación. Se esfuerza por seguir sus pasos su hijo adolescente Kitai (Jaden Smith), un aguerrido y rebelde aspirante a Ranger, sobre el que pesa como una losa la fama de su padre y la frialdad que generó en él la muerte de su hija preferida, Senshi (Zoë Kravitz).

Después de que Kitai suspenda su primer intento de ingreso en los Rangers, el chaval acompaña a su padre en una larga misión fuera de Nova Prime, en la que unos soldados seleccionados entrenarán para controlar su miedo en presencia de un ursa real, que transportan encadenado en el interior de la nave. De pronto, la nave sufre una brutal tormenta de asteroides, se avería y se estrella en la Tierra, que se ha convertido en un territorio desconocido y hostil para los humanos, pues han aparecido nuevas especies de animales, especialmente feroces. La nave se parte en dos trozos, y en la parte delantera sólo sobreviven Kitai y su padre, que queda gravemente herido y sin posibilidad de moverse. Así que el general decide enviar a Kitai a la cola de la nave, que ha quedado a 100 kilómetros, con el objetivo de que lance desde ella una baliza de emergencia. Para ello, el chaval deberá atravesar en el menor tiempo posible una selva plagada de amenazas, y en la que quizás también se encuentre con el espeluznante ursa que transportaban.

Esta película se estrena ahora en España después de su fría acogida por la crítica y el público de Estados Unidos, y de la polémica que ha generado allí por su supuesta apología de la Cienciología. Pero esas reacciones parecen injustas y exageradas. Ciertamente, resulta excesivo el protagonismo de Jaden Smith, pesan sus limitados registros interpretativos y se echa en falta un poco más de vibración visual y fuerza emocional en algunos pasajes especialmente épicos. Pero, a la vez, se agradece la concisión narrativa del guión, su atractivo tono de clásica aventura familiar de supervivencia y sus esfuerzos por profundizar en los dramas íntimos de padre e hijo, y por elogiar la valentía, la obediencia, el autocontrol, la necesidad de pararse a pensar y el sentido del sacrificio. Además, todo esto se mezcla con espectaculares secuencias de acción —esa vibrante persecución de un águila gigante en un cortado…—, desarrolladas en preciosos paisajes de las selvas de Costa Rica, transformados en apabullantes por los efectos digitales. También cabe aplaudir la originalidad de la arquitectura ecológica de Nova Prime, el inquietante minimalismo del interior de la nave de los protagonistas y el sugerente diseño del camaleónico traje de Kitai. Todo ello, envuelvo por la excelente banda sonora de James Newton Howard, que equilibra muy bien lo épico, lo dramático y lo místico de la historia. J. J. M.




ANTES DEL ANOCHECER (Before Midnight) ** (5,5)

FICHA TÉCNICA.- Director: Richard Linklater. Intérpretes: Ethan Hawke, Julie Delpy, Panos Koronis, Athina Rachel Tsangari, Jennifer y Charlotte Prior. Guion: Richard Linklater, Julie Delpy y Ethan Hawke; basado en los personajes creados por Richard Linklater y Kim Krizan. EE.UU. 2013. Drama: 108 min. Jóvenes-adultos.

En 1995, cuando todavía eran jóvenes, el estadounidense Jesse (Ethan Hawk) y la francesa Celine (Julie Delpy) se conocieron casualmente en un tren, y pasearon por Viena toda una noche “antes del amanecer”. En 2004, se reencontraron en París con motivo de la presentación de un libro de Jesse, e intentaron, “antes del atardecer”, continuar aquella relación tan especial que habían iniciado hacía nueve años. Ahora, en 2013, Jesse y Celine comparten sus vacaciones en Grecia, donde afrontan, “antes del anochecer”, el pasado, el presente y el futuro de su relación. Hace años, él se divorció de su esposa, con la que tuvo un hijo adolescente. Y, desde entonces, convive con Celine, con la que ha tenido dos encantadoras niñas gemelas (Jennifer y Charlotte Prior). En la recta final de sus vacaciones, comen en casa de un amigo escritor (Panos Koronis) y su esposa (Athina Rachel Tsangari), y después pasean y hablan hasta la medianoche.

Dieciocho años después de “Antes de amanecer” (1995), y nueve después de “Antes del atardecer” (2004), el cineasta texano Richard Linklater recrea en “Antes del anochecer” el tercer encuentro romántico, a lo Eric Rohmer, entre los personajes interpretados por Ethan Hawk y Julie Delpy, acreditados también como coguionistas, al igual que en la anterior entrega. El locuaz guión y la minimalista puesta en escena de Linklater se ponen de nuevo al servicio de los dos brillantes actores, secundados esta vez por un número mayor de sólidos secundarios. Ahora, los temas de reflexión de sus constantes y pausados diálogos intimistas se refieren más bien a la ardua búsqueda de la madurez afectiva, al ejercicio de la paternidad y la maternidad, y a los inevitables conflictos conyugales. Logran así unos cuantos momentos chispeantes, algunos divertidos, otros emotivos, subrayados con vigor por la sugestiva música de Graham Reynolds —que se redondea con la antológica canción “Gia Ena Tango”, de Charis Alexiou— y por la bellísima fotografía de Christos Voudouris, que saca lustre a los bellos parajes del Peloponeso por donde deambulan los protagonistas.

Sin embargo, el conjunto decepciona por la reiteración de su fórmula y sus recursos narrativos, por la escasa hondura dramática y ética de muchas de las afirmaciones de los personajes —todas ellas, sin atisbo de trascendencia—, y por su agotadora insistencia en una perpleja visión del sexo, expresada esta vez de un modo demasiado grosero. Irrita especialmente el militante feminismo, muy radical y plagado de tópicos, que va adoptando el personaje de Julie Delpy conforme avanza la acción, y que toca fondo en una larga exhibición corporal enormemente artificiosa y, en realidad, patética. Esperemos que en la próxima década, estos arquetípicos personajes hayan madurado un poco más, y nos deparen más satisfacciones “antes de la medianoche”. J. J. M.



LOS BECARIOS (The Internship) *** (6)

FICHA TÉCNICA.- Director: Shawn Levy. Intérpretes: Vince Vaughn, Owen Wilson, Rose Byrne, Max Minghella, Aasif Mandvi, Josh Brener, Josh Gad, Dylan O’Brien. Guion: Vince Vaughn y Jared Stern; basado en un argumento de Vince Vaughn. EE.UU. 2013. Comedia. 119 min. Jóvenes.

Billy (Vince Vaughn) y Nick (Owen Wilson) son dos amigos cuarentones, juerguistas y simpáticos, que llevan años triunfando como vendedores de relojes. Hasta que un día cierra su empresa, y se ven de patitas en la calle, con el agravante de que su afán por reciclarse choca con su absoluta ignorancia de todo lo relacionado con Internet y las nuevas tecnologías. De todas formas, le echan cara, y consiguen entrar de milagro en un programa para becarios en la sede central de Google, en Mountain View (California). Las exigentes prácticas culminarán con la contratación de un número muy limitado de participantes. Como son los más ancianos, Billy y Nick acabarán formando parte del equipo más friki y colgado. Pero entonces, estos dos dinosaurios sacan a la luz las virtudes de la vieja escuela.

A pesar de su apariencia disparatada y superficial, esta comedia resulta bastante divertida y propone reflexiones de interés en torno a la crisis económica, la competitividad desatada y el sentido enriquecedor y social del trabajo, así como la necesidad de conciliarlo con la vida familiar y de ejercitar en él las virtudes básicas para no deshumanizarlo. Todo esto lo desarrolla con agilidad y chispa el guión de Vince Vaughn y Jared Stern, que sólo recurre a la sal gruesa en una obscena secuencia en una barra americana  y en algún breve diálogo subido de tono. El propio Vaughn, Owen Wilson y casi todos los secundarios —veteranos y jóvenes— mantienen eficazmente el tono tragicómico, mientras el especialista canadiense Shawn Levy (“Doce en casa”, “La pantera rosa”, “Noche en el museo 1 y 2”, “Noche loca”, “Acero puro”) exprime visualmente la sede de Google —donde se ha rodado casi toda la película, casi como un anuncio promocional— y da al conjunto el atractivo toque capriano —idealista y un punto ácrata— que caracteriza casi toda su filmografía. Queda así una comedieta ligera, previsible y puntualmente zafia, pero bastante entretenida y con una estimulante selección musical, sobre todo ochentera. J. J. M.



LA BICICLETA VERDE (Wadjda) *** (7)

FICHA TÉCNICA.- Directora y guionista: Haifaa Al-Mansour. Intérpretes: Waad Mohammed, Abdullrahman Al Gohani, Reem Abdullah, Sultan Al Assaf, Ahd. Arabia Saudita-Alemania. 2012. Tragicomedia. 98 min. Jóvenes.

Wadjda (Waad Mohammed) es una inteligente y descarada niña de diez años, que vive en los suburbios de Riad, la capital de Arabia Saudita. Aunque vive en una sociedad ultraconservadora y represora, Wadjda es divertida, emprendedora y tozuda, y siempre llega al límite entre lo permitido y lo prohibido, sobre todo en su rigorista escuela. Un día, Wadjda se encapricha de una bicicleta verde, que venden en una tienda cercana. Con ella podría ganar en una carrera a su amigo Abdullah (Abdullrahman Al Gohani), un simpático chico de su edad, con el que no debería jugar. Angustiada por los constantes desplantes de su marido (Sultan Al Assaf) —que se plantea tener más esposas—, la sufrida y pobre madre de Wadjda (Reem Abdullah) desanima a la niña, sobre todo por temor a una sociedad que ve las bicicletas como un peligro para la dignidad femenina. Pero la cabezota Wadjda no se da por vencida, y decide competir en un concurso escolar de conocimiento y recitación del Corán, a través del que podría obtener el dinero que necesita para comprar la bicicleta verde.

Ganadora de tres premios paralelos en el Festival de Venecia 2012, esta notable tragicomedia pasará a la historia, pues su directora, Haifaa Al Mansour, es la primera mujer que dirige una película en Arabia Saudita. Al igual que en muchas películas iraníes, Al Mansour se apoya en una leve excusa narrativa —en este caso, la obsesión de una niña por comprar una bicicleta, inspirada en la historia real de una sobrina de la directora— para desarrollar una fábula moral que propone reflexiones sociales de primer orden, relacionadas en este caso con el machismo dominante en la sociedad saudí, y con las limitadísimas posibilidades que tienen en ella las mujeres. Sorprende que se haya podido rodar allí sin problemas una película cuyas denuncias al fundamentalismo islámico respecto a esos temas son rotundas y contundentes. Aunque, ciertamente, la directora y guionista mantiene siempre un gran respeto hacia la religión islámica en general y hacia la sincera piedad de los personajes.

La película padece una cierta irregularidad narrativa y otros leves defectos visuales de principiante. Sin embargo, funciona muy bien tanto en sus pasajes dramáticos —algunos, indignantes— como en sus pasajes cómicos o tragicómicos, gracias a la fluida puesta en escena naturalista de Haifaa Al Mansour y, sobre todo, a las fresquísimas interpretaciones de los actores principales, sobre todo de la niña Waad Mohammed —insuperable—, del niño Abdullrahman Al Gohani y de Reem Abdullah, que da vida a la madre de Wadjda. Su entrañable veracidad contrasta con la hosca rigidez de algunos personajes y actores secundarios, como la severa maestra Sra. Hussa (Ahd), mucho más impostada y exagerada. Queda, en todo caso, una notable propuesta fílmica, sencilla y sobria, con fuertes ecos de “Ladrón de bicicletas”, de Vittorio De Sica, y de otros clásicos del neorrealismo, y que abre nuevos caminos al escaso cine de Oriente Medio. J. J. M.



ENCIERRO (Encierro: Bull Running in Pamplona) *** (7)

FICHA TÉCNICA.- Director y guionista: Olivier van der Zee. Holanda-España. 2013. Documental. 80 min. Jóvenes.

Después de dirigir el notable documental “778 - La Chanson de Roland”, el holandés afincado en Pamplona Olivier van der Zee se sumerge en los mundialmente famosos encierros de toros bravos de su ciudad, que marcan las populares fiestas de San Fermín y reúnen todos los años, del 7 al 14 de julio, a las ocho en punto de la mañana, a miles de personas en la capital Navarra. Se trata de un evento muy peligroso, de tres minutos taquicárdicos y angustiosos, de pura adrenalina, en el que cientos de corredores, sin recibir premio alguno y casi sin espacio, conducen una manada de toros y cabestros de hasta 600 kilos a lo largo de 850 metros por angostas callejas de adoquines, desde los corrales de Santo Domingo hasta la plaza de toros de la ciudad. Esta estampida de toros causa cada año cientos de heridos y, a veces, algún muerto, un total de 16 durante el siglo XX.

Van der Zee articula su documental a través de las entrevistas directas y jugosas a seis veteranos corredores de los encierros —Miguel Ángel Eguiluz, Paco Sánchez, Miguel Reta, Joe Distler, Noel Chandler y Julen Madina—, a Javier Solano —durante 22 años, voz de las retransmisiones de los encierros de Pamplona en TVE— y a José Antonio Jimeno, padre de Daniel Jimeno, el último fallecido durante un encierro. Ellos ofrecen su personalísima visión de esta fiesta, y comentan sus motivaciones y sensaciones con pasión y sinceridad, mostrando sus cicatrices y reconociendo el cierto carácter adictivo de cada carrera. Todo ello se ilustra con valiosas imágenes de archivo de encierros más o menos antiguos y, sobre todo, de varios encierros de 2012, muy bien sonorizados y maravillosamente filmados por Enrique Urdánoz con cámaras de Alta Velocidad 3D, una de ella, suspendida de un cable de 270 metros por el centro de la calle Estafeta. Así, se elevan a cotas insospechadas la espectacularidad, la tensión y la emoción de las imágenes, que conjugan de un modo paradójico la violencia espeluznante con la belleza más pura del señorío de la inteligencia sobre la fuerza bruta. J. J. M.




COMEDIANTS, CON EL SOL EN LA MALETA (Comediants, amb el sol a la maleta) ** (5,5)

FICHA TÉCNICA.- Directores: Elisenda Dalmau & Héctor Muniente. España. 2012. Documental. 90 min. Jóvenes.

Su imaginativo recurso a títeres, animaciones de recortables y sombras chinescas es lo mejor de este documental de los catalanes Héctor Muniente (“Bella Terra”, “Quan et moris”, “American Greyhounds”) y Elisenda Dalmau, realizado con motivo del cuarenta aniversario de la creación en 1971 de Comediants, una de las compañías de teatro españolas más innovadoras y premiadas, especialmente relevante durante la Transición. El resto del filme es más convencional, aunque incluye valiosos documentos gráficos de diversas épocas —por ejemplo, de la espectacular clausura de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992— y sabrosos testimonios de los principales fundadores y componentes de Comediants: los directores astísticos Joan Font —director de la compañía— y Jaume Bernadet, “Jaumet”; la coordinadora y relaciones públicas Francesca Sola, “La Paca”; la actriz y productora Rita Kuan, “Jin-hua”, y la actriz Maria dels Angels Julian, “Angeleta”.

De todas formas, el conjunto, aunque interesante, resulta en exceso hagiográfico, tendencioso en sus sarcásticas críticas a la Iglesia católica y demasiado complaciente con la filosofía libertaria que inspiró este experimental grupo teatral, al menos inicialmente. Hoy, Comediants se presenta como “un colectivo formado por actores, músicos y artistas de todo tipo, dedicado por completo al mundo de la creación”, con el objetivo de “reactivar las profundas raíces festivas que nos cohesionan como especie y que nos conectan con la naturaleza de la que formamos parte”. Y, para ello, proponen “un ‘teatro de los sentidos’, un teatro de colores, olores y texturas, pero también de provocación”, entendiendo ésta como “el optimismo frente a ciertas realidades actuales”, como “redescubrir lo cotidiano frente a la imparable rueda del tiempo” y como “compromiso con el presente, el abrir los ojos a la gente para que vuelva a ver el mundo como una maravillosa gran casa de cultura y de placer”. Sin embargo, en el filme se muestra cómo su ideario inicial estaba delimitado por la vida en común al estilo hippie, un radical permisivismo sexual —lo que entonces se llamó “el amor libre”—, un hedonismo militante —también respecto a las drogas—, un misticismo neopagano y un cierto anarquismo antisistema, a menudo irreverente y ofensivo. J. J. M.



CRULIC, CAMINO AL MÁS ALLÁ (Crulic - drumul spre dincolo / Crulic - The Path to Beyond) *** (7)

FICHA TÉCNICA.- Director y guionista: Anca Damian. Rumanía-Polonia. 2011. Documental. 73 min. Jóvenes.

En 2007, un rumano de 33 años, llamado Claudiu Crulic, fue arrestado por robo en Cracovia (Polonia). Él manifestó desde el principio que no lo había podido cometer, pues el día de los hechos se encontraba en Italia. Como no logró ninguna ayuda del consulado rumano ni de las altas instancias judiciales polacas, comenzó una huelga de hambre durante su prisión preventiva, que lo condujo a la muerte cuatro meses después. Ampliamente seguido por los medios rumanos y polacos, el caso Crulic acabó provocando la dimisión del Ministro de Asuntos Exteriores rumano y del cónsul en Polonia. Además, tres médicos polacos fueron encausados como responsables de su muerte por imprudencia. Esta original y premiadísima película de animación —triunfadora en el Festival de Annecy 2012— imagina los sentimientos y sensaciones del propio Crulic durante todo su penoso proceso y su lenta y cruel agonía, al tiempo que repasa los eventos más significativos de su vida, especialmente durante su niñez y adolescencia, dramáticamente marcadas por el divorcio de sus padres y la constante rotación por las casas de sus tías.

Acierta plenamente la cineasta rumana Anca Damian (“Intalniri incrucisate”) al hacer que sea el propio Crulic —con la voz del actor rumano Vlad Ivanov— quien narre su indignante historia desde el más allá y en primera persona, pues así su alegato a favor de los derechos humanos gana veracidad y arranca unos cuantos momentos de gran intensidad emocional, alguno relacionado con la religiosidad del protagonista, que llevaba siempre encima un icono de Jesucristo y un libro de oraciones. Además, a su tono narrativo, más irónico y resignado que indignado, casi de humor negro, le va como anillo al dedo la superimaginativa animación a la que recurre Damian, en la que mezcla en sabroso collage dibujos a mano, fotografías, documentos escaneados, stop motion, recreaciones digitales, fragmentos de acción real… Todo ello, sencillo y limitado en su ejecución, pero enormemente expresivo en sus efectos dramáticos o cómicos, a veces surrealistas, y siempre bien subrayados por la variada banda sonora de Piotr Dziubek. Sin entrar en la mayor o menor autenticidad e historicidad de lo que narra —se reconocen al final algunos recursos de ficción—, queda un documental muy original, al que sólo cabe reprocharle ciertos regodeos morbosos en su recta final —esos enfáticos, agónicos y larguísimos planos subjetivos…—, así como un breve pasaje obsceno durante las escenas carcelarias. J. J. M.