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Críticas de los estrenos de cine del 17 de mayo

Análisis de los estrenos de cine de esta semana: Jerónimo José Martín y Juan Orellana comentan “El gran Gatsby”, “Kauwboy”, “Marea letal”, “El cosmonauta”, “Ali”, “La fotógrafa”, “La última isla”, “Indignados” y“The Lords of Salem”.

El Gran Gatsby

El Gran Gatsby

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Tiempo de lectura: 12'Actualizado 27 may 2017

EL GRAN GATSBY (The Great Gatsby) **** (7,5)

FICHA TÉCNICA.- Director: Baz Luhrmann. Intérpretes: Leonardo DiCaprio, Tobey Maguire, Carey Mulligan, Joel Edgerton, Isla Fisher, Jason Clarke, Elizabeth Debicki, Gemma Ward, Callan McAuliffe. Guión: Baz Luhrmann y Craig Pearce; basado en la novela “El gran Gatsby”, de F. Scott Fitzgerald. Australia- EE.UU. 2013. Drama. 143 min. Jóvenes-adultos.

Nacido en 1962, el cineasta australiano Baz Luhrmann había dirigido hasta el momento cuatro largometrajes: “El amor está en el aire” (1992), “Romeo y Julieta, de William Shakespeare” (1996), “Moulin Rouge” (2001) y “Australia” (2008). Y cada uno de ellos le ha ido consolidando como uno de los cineastas actuales más originales y discutidos, sobre todo por la ampulosidad visual y musical con que afronta argumentos clásicos y universales. Ahora refuerza su fama, para bien y para mal, con “El gran Gatsby”, su personalísima versión fílmica de la famosa novela que Francis Scott Fitzgerald escribió en 1925. Una obra mayor ya llevada al cine en otras cuatro ocasiones: en 1926, por Herbert Brenon —en una película muda de la que no se conserva ninguna copia íntegra—; en 1949, por Elliott Nugent, con Alan Ladd como protagonista; en 1974, por Jack Clayton, con guión de Francis Ford Coppola y con Robert Redford y Mia Farrow al frente del reparto; y en 2001, por Robert Markowitz, en una tvmovie con Toby Stephens y Mira Sorvino.

El narrador de la historia es un aspirante a escritor, Nick Carraway (Tobey Maguire), que recuerda su propia vida desde el solitario sanatorio en el que intenta desintoxicarse de su alcoholismo. Nick dejó el Medio Oeste y llegó a Nueva York en la primavera de 1922, con la gran ciudad dominada por el relajamiento moral, al auge del jazz, el contrabando y las fortunas rápidas en la Bolsa. Ansioso de disfrutar su propio sueño americano, Nick se hace amigo de su vecino, Jay Gatsby (Leonardo DiCaprio), un joven y misterioso millonario, que organiza fiestas apabullantes y descontroladas con un único afán: que en una de ellas aparezca Daisy (Carey Mulligan), la bella prima de Nick, que vive angustiada al otro lado de la bahía con Tom Buchanan (Joel Edgerton), su mujeriego marido de sangre azul. Así, Nick se ve inmerso en el mundo cautivador y peligroso de los multimillonarios, plagado de trampas, mentiras y soledades.

Como en todas sus películas, Luhrmann arriesga en la resolución visual y musical de esta trama extremadamente melodramática, y opta por un despliegue casi operístico en 3D estereoscópico, con impresionantes recreaciones digitales de Nueva York y fiestas con miles de extras, en las que su taquicárdica cámara vuela desde los apabullantes planos generales a los planos de detalle, punteada por un montaje superfragmentado e ilustrada por una banda sonora totalmente anacrónica, que intenta reflejar la revolución que en esa época supuso el jazz fusionándolo con todos los géneros actuales, incluidos el rock, el tecno y el hip-hop. Los más puristas pondrán el grito en el cielo con esta opción; pero lo cierto es que le funciona muy bien en cuanto a agilidad narrativa e intensidad dramática, sobre todo porque siempre logra mantener en primer término las tragedias reales y palpables de los personajes, todos ellos muy bien interpretados por el reparto, en el que sobresalen unos inspiradísimos Leonardo DiCaprio y Tobey Maguire. Elogio especial merece la dirección artística y el vestuario, ambos a cargo de Catherine Martin, la esposa de Baz Luhrmann.

En realidad, ese extremado barroquismo formal de Luhrmann —que a veces puede cansar o distraer demasiado— no está tan lejos del empleado por Billy Wilder en “El crepúsculo de los dioses”, por Orson Welles en “Ciudadano Kane” o por Fellini o Visconti en cualquiera de sus películas. El caso es que esté al servicio de unos personajes con conflictos auténticos, que conmuevan al espectador. Y eso lo logra Luhrmann reflejando con hondura y honestidad la codicia, la decadencia moral y el desarraigo de los patéticos personajes creados por F. Scott Fitzgerald —todos ellos, dominados en mayor o menor medida por un materialismo hedonista muy actual—, y potenciando hasta el paroxismo la casi heroica opción de Gatsby por el amor auténtico. “Gatsby —ha señalado Luhrmann— es una persona que venía de la nada y se inventó a sí mismo. Podría haber hecho eso y haber llegado a ser tan increíblemente rico por razones equivocadas. Pero la verdad es que lo hizo por un motivo noble: lo hizo por amor. Y eso lo convierte en un héroe. O, si se quiere, en el más romántico de los antihéroes... Un antihéroe obsesionado, que no deja que nadie reescriba el guión que ha escrito sobre su vida. Y eso hace que el libro sea una gran historia de amor, un romance trágico”. Y, eso, en efecto, es la película del cineasta australiano: un doloroso romance, que refuerza su carácter trágico con una fastuosa recreación de los oropeles y fuegos de artificio que llenan las vidas de sus personajes y de tantos seres humanos actuales que, como Gatsby, viven nostálgicos de un tiempo pasado más humano y ansiosos por encontrar una luz verde, un amor verdadero, que les ilumine su penoso camino. J. J. M.




KAUBOY *** (7)

FICHA TÉCNICA. - Director: Boudewijn Koole. Intérpretes: Rick Lens, Loek Peters, Cahit Ölmez, Susan Radder, Ricky Koole. Guion: Boudewijn Koole y Jolein Laarman. Holanda. 2012. Drama. 81 min. Género: Drama. 81 min. Jóvenes.

El director holandés Boudewijn Koole debuta en el largometraje con una pequeña producción escrita por Jolein Laarman y él mismo, una historia que tiene mucho de cuento o de alegoría, y que representó a Holanda en los Oscar de 2012. El título, que juega con la palabra holandesa “kauw”, viene a significar “el niño del grajo’’, y es que el argumento nos cuenta la historia nada fácil de Jojo (Rick Lens), un niño que vive con su padre Ronald (Loek Peters), pero que está marcado por la ausencia de su madre, cantante country que supuestamente está de gira. El padre se ha vuelto agresivo y hostil, y el día a día de Jojo sólo tiene el consuelo de un grajo que ha adoptado, y de Jenthe (Susan Radder), su única amiga del colegio.

La película mira algunos de los temas más frecuentes del cine contemporáneo, como las relaciones paterno-filiales, el proceso de duelo ante la muerte de un ser querido, y el valor de la familia. Y lo hace con un tono alegórico, al proyectar Jojo todas sus necesidades y todos sus anhelos en un grajo. Un grajo que sirve de catarsis de un proceso vital de maduración, como lo fue la muñeca de “Lars y una chica de verdad” o la pelota de “Naúfrago. Ese tono de cuento funciona, y le otorga a la agridulce historia un aire poético, ciertamente fresco, muy apuntalado por el aspecto físico y la interpretación luminosa del actor-niño Rick Lens. El final también se suma a tantas películas que proponen el abrazo como sanación, y el perdón y la acogida como camino humano. Una hermosa y sencilla historia, que habla de cosas verdaderas. J. O.




MAREA LETAL (Dark Tide) ** (5,5)

FICHA TÉCNICA.- Director: John Stockwell. Intérpretes: Halle Berry, Olivier Martinez, Ralph Brown, Luke Tyler, Mark Elderkin. Guion: Amy Sorlie y Ronnie Christensen; basado en un argumento de Amy Sorlie. EE.UU. 2011. Acción. 94 min. Jóvenes-adultos.

Después de dirigir otras películas de acción ambientadas en el mar —como En el filo de las olas o Inmersión letal—, el actor y director texano John Stockwell afronta ahora su octavo largometraje para la gran pantalla adaptando un relato de la escritora Amy Sorlie. Cuenta la historia de Kate Mathieson (Halle Berry), una mujer famosa por ser capaz de nadar junto a los tiburones blancos en Sudáfrica. Ahora lleva tiempo alejada de su profesión tras la muerte de su mentor devorado por un escualo. Se ha llenado de deudas, y su marido Jeff (Oliver Martínez) —del que se había separado— reaparece ofreciéndole un negocio: llevar a ricachones al mar para que puedan ver tiburones blancos y fotografiarse junto a ellos.

La película tiene fundamentalmente un problema de tono. Quiere ser a la vez un drama, una película de acción y un documental, y el resultado es confuso: tiene poco recorrido como drama, como cinta de acción y como documental; se queda en una tierra de nadie siempre perjudicial para una película. Ciertamente, “Marea letal” tiene momentos brillantes, imágenes impactantes, resueltas con buenos efectos especiales y rodadas con el oficio de un director curtido en esas lides. Pero desde el punto de vista de la estructura dramática, el filme se viene abajo, y el espectador a duras penas empatiza con los conflictos de los personajes. La química entre Halle Berry y Oliver Martínez no acaba de funcionar, y las intenciones de fondo del filme están muy desdibujadas. J. O.






EL COSMONAUTA (The Cosmonaut) *** (6,5)

FICHA TÉCNICA.- Director: Nicolás Alcalá. Intérpretes: Katrine De Candole, Leon Ockenden, Max Wrottesley, David Barrass, Hans-Eckart Eckhardt, Leonarda Kestere-Klavina, Greg Blackford, Lee Cheney, Steve Galache. Argumento: Henry Pierrot. Guión: Nicolás Alcalá. España, Rusia. 2013. Melodrama de ciencia ficción. Jóvenes-adultos.

Con este intenso melodrama de ciencia-ficción culmina una innovadora experiencia transmedia hispano-rusa, financiada a lo largo de cuatro años mediante el micromecenazgo (crowdfunding) de 4.500 productores, y que también incluye 32 webisodios, un libro, merchandising y derivados. Todo ello, con distribución simultánea multiventana —cine, blu-ray, dvd, Internet gratuito…— y licencias Creative Commons de copyright abierto.

La acción comienza en 1967 con la llegada de dos jo?venes amigos rusos, Stas (Leon Ockenden) y Andrei (Max Wrottesley), a la recie?n construida Ciudad de la Estrellas, donde los primeros cosmonautas soviéticos se entrenan para ir al espacio y donde transcurre una carrera contrarreloj para batir a los estadounidenses por la soberani?a del espacio. Stas y Andrei viven de primera mano las intrigas poli?ticas, las luchas de poder y los e?xitos y fracasos de la oscura Unio?n Sovie?tica en algunos de los mayores logros del siglo XX. Y, mientras tanto, luchan por el amor de Yulia (Katrine De Candole), una bella experta en comunicaciones con la que entablan una profunda amistad. La situación adquiere tintes trágicos en 1975, cuando Andrei envía a Stas a la Luna y, tras alunizar, la nave de Stas se pierde en el trayecto de vuelta, hasta caer siete meses después en Siberia, completamente vacía. Mientras tanto, Stas, tras enviar numerosos mensajes de socorro y creer morir, aterriza y deambula por una Tierra exactamente igual a la que conoce, pero completamente vacía.

A bote pronto cabe elogiar el esfuerzo realizado por el español Nicolás Alcalá, que debuta como director, coguionista y comontador de este largometraje y del resto de cortos y subproductos relacionados con él. Él tuvo la idea de involucrar a miles de personas en este camino alternativo de financiación, creación y distribución cinematográfica. Centrándonos en el largometraje “El cosmonauta”, se aprecian en él puntuales carencias de medios, varias irregularidades narrativas, alguna interpretación mejorable y, sobre todo, un exceso de melodrama convencional, sexo tosco y ralentizados efectistas, y un defecto de ciencia-ficción, trascendencia y emociones auténticas. Además, pesa un poco que todos los personajes hablen en inglés, a pesar de que casi todos los rótulos y textos están en cirílico.

De todas formas, el trío protagonista resuelve sus papeles con convicción, y Alcalá sale bastante airoso de su arriesgadísima propuesta narrativa, con constantes idas y venidas en el tiempo, sin orden razonable ni variaciones visuales. Todo ello, bien resuelto a través de un montaje fragmentadísimo, una gélida fotografía —muy adecuada al estilo soviético de los años 70 del siglo pasado—, un sonido excelente y un inteligente recurso-homenaje al críptico pero fascinante onirismo naturalista del maestro ruso Andréi Tarkovski —sobre todo en su filme “Solaris”—, aderezado aquí con unas gotas de inexpresividad postmoderna a lo “Moon”, de Duncan Jones. En fin, que a pesar de sus defectos, excesos y limitaciones, “El cosmonauta” es una película estimable por sus aportaciones a la industria española del cine, por sus audaces propuestas estéticas y también por sus certeras críticas a la dictadura comunista soviética. J. J. M.





ALI ** (5,5)

FICHA TÉCNICA.- Director: Paco R. Baños. Intérpretes: Nadia de Santiago, Verónica Forqué, Adrián Lamana, Lluis Marco, Julián Villagrán, Angy Fernández, Clara Vázquez. Guión: Paco R. Baños y Rafael Cobos. España. 2012. Drama. Jóvenes-adultos.

Aunque ya tiene dieciocho años y trabaja en un supermercado, Ali (Nadia de Santiago) sigue siendo una adolescente inmadura, que fuma constantemente, colecciona juguetes antiguos, le da pánico aprender a conducir, hace gamberradas con sus amigas y tontea con Julio (Adrián Lamana), un cariñoso compañero del trabajo, con el que se niega a comprometerse. Además, Ali se pelea constantemente con su madre Alicia (Verónica Forqué), que padece profundas depresiones mientras salta de novio en novio. En realidad, Ali vive en el imaginario País de Ali, un lugar idílico donde no es frágil ni vulnerable. Pero la dura realidad la devuelve una y otra vez al País de Alicia, el de los adultos.

Hijo de su tiempo, este primer largometraje de Paco R. Baños presenta a una juventud infantilizada, sin sentido trascendente de la vida, con profundas carencias emocionales y afectivas, y sin referentes morales sólidos frente a la hipersexualización ambiental, cuyo tosco hedonismo deforma hasta la caricatura el verdadero concepto del amor y convierte en monigotes a los que se dejan seducir por él. El guión presenta esta triste realidad con excesiva crudeza verbal y formal, y sin llegar a sus raíces, pero también con lucidez, centrando más sus críticas en la generación perdida de los padres que en la de los veinteañeros. Este enfoque dota de profundidad a los diálogos, fortalece los perfiles de los personajes y da alas a las notables interpretaciones, todas ellas con un alto nivel de veracidad e intensidad dramática, sobre todo las de Nadia de Santiago y Verónica Forqué.

Por su parte, Paco R. Baños traduce esta atractiva propuesta narrativa e interpretativa a través de una variada puesta en escena, de planificación casi siempre sugerente, sobre todo en su descarada imitación de “Amelie”, del francés Jean-Pierre Jeunet, y del cine independiente estadounidense de la última década. El conjunto lo subraya una brillante banda sonora de Julio de la Rosa, completada con varias canciones sugerentes. Queda sí una película interesante por fuera y por dentro, sin duda limitada en sus planteamientos, pero por encima de la media del cine español. J. J. M.

LA FOTÓGRAFA ** (5,5)

FICHA TÉCNICA.- Director y guionista: Fernando Baños Fidalgo. Intérpretes: Zay Nuba, Susi Sánchez, Manuel Campodónico, Héctor Molnar, Francisco Olmo, Esteban Picó, Juan Martín Gravina. España. 2012. Drama. 80 min. Jóvenes-adultos.

Durante una visita en España a la casa de sus abuelos, la joven Kath (Zay Nuba) encuentra unas fotografías de las revueltas civiles en la Argentina de 2001, realizadas por su madre, la periodista y fotógrafa Sara (Susi Sánchez), que acaba de fallecer. A su regreso a Buenos Aires, Kath intenta encontrar al protagonista de varias de ellas: un joven que golpea valientemente una tanqueta de la policía con un monopatín. Pronto descubre que su propia madre y ese chico (Manuel Campodónico) tuvieron alguna relación con Julio Vergala (Héctor Molnar), un conocido torturador de la dictadura militar argentina.

Tras dirigir los cortos “Be in TV” y “Before the Law Without Law”, el español Fernando Baños Fidalgo debuta en el largometraje con un melodrama singular, muy extremado en sus aristas trágicas y expuesto con un excesivo minimalismo formal, similar al empleado por el cineasta barcelonés Jaime Rosales en sus películas “Las horas del día”, “La soledad”, “Tiro en la cabeza” y “Sueño y silencio”. El resultado es irregular, a ratos visualmente bello y dramáticamente sustancial; pero más a menudo, reiterativo, tedioso y un tanto vacío. En todo caso, habrá que seguir la trayectoria de este director, pues muestra cierta personalidad estética y una buena mano para la dirección de actores. J. J. M.



LA ÚLTIMA ISLA ** (5)

FICHA TÉCNICA.- Directora: Dácil Pérez de Guzmán. Intérpretes: Carmen Sánchez, Julieta Serrano, Antonio Dechent, Eduardo Velasco, Maite Sandoval, Xavier Boada, Virgina Ávila, Lucía Paredes, Pablo Paredes. Guión: Lola Guerrero, basado en un argumento de Dácil Pérez de Guzmán. España. 2012. Fantasía. 86 min. Jóvenes.

Alicia (Carmen Sánchez) es una niña barcelonesa de 10 años, rebelde y caprichosa, cuyos padres la envían en verano a una remota isla canaria, al cuidado de su tía Belinda (Julieta Serrano), una curandera a la que no conoce y que tiene fama de bruja. Alicia comienza su aventura aburrida y disgustada, sin saber cómo divertirse en un lugar donde no hay ni televisión funcionan los móviles. Poco a poco irá descubriendo otra manera de ver el mundo, otra forma de utilizar la imaginación y de abrir la mente. Le ayudarán un amuleto protector, y Mima (Lucía Paredes) y Tomás (Pablo Paredes), los dos únicos niños que viven en el pueblo, hijos del atormentado y viudo Alpidio (Antonio Dechent). Y la rondará Fermín (Eduardo Velasco), un loco que a veces parece un niño y a veces un sabio, “gemelo simétrico” de Fabián (Eduardo Velasco), un geólogo que estudia la actividad volcánica en la otra punta de la isla.

Con claros tintes autobiográficos y fuertes ecos de las aventuras de la Alicia de Lewis Carroll, esta fábula de descubrimiento y maduración padece un guión confuso en su paganismo mágico, una producción pobre de medios, varias interpretaciones mejorables y una banda sonora demasiado enfática, a cargo de Juan Belda. En su puesta en escena, la tinerfeña Dácil Pérez de Guzmán (“El camino de Víctor”, “Tebraa, retratos de mujeres saharauis”) se esfuerza en subrayar la agreste belleza de los paisajes de la isla de Hierro donde han rodado. Pero casi nunca logra darles aliento poético ni dramático, especialmente en los interludios surrealistas y oníricos, muy poco conseguidos. J. J. M.




INDIGNADOS

FICHA TÉCNICA.- Director: Tony Gatlif. Guion: Tony Gatlif, inspirado libremente en el libro “¡Indignaos!”, de Stéphane Hessel. Francia. 2012. Documental. 88 min.

“Relato dramatizado de lo que está ocurriendo hoy en Europa. Una reconstrucción documental que penetra en la palpable y densa realidad de un continente envuelto en agudas convulsiones sociales, todo ello visto a través del movimiento del 15M, de la mirada de una joven africana ilegal que busca su redención en Europa y de hombres y mujeres que se enfrentan al sistema, nada más que para poder vivir dignamente sus vidas”.

Así reza la sinopsis oficial de este documental, inspirado en el libro “¡Indignaos!”, del recientemente fallecido diplomático y escritor francés Stéphane Hessel, y cuya distribuidora no ha enseñado a la prensa de Madrid. Lo ha dirigido el cineasta de origen argelino y etnia romaní Tony Gatlif, conocido hasta ahora por sus películas sobre el pueblo gitano, como “Vengo”, “Swing” o “Transylvania”. Por su trailer y por lo señalado en diversas críticas, “Indignados” padece una pobre producción, un guión un tanto caótico y un enfoque demasiado parcial de los temas que trata. J. J. M.





THE LORDS OF SALEM * (2)

FICHA TÉCNICA.- Director y guionista: Rob Zombie. Intérpretes: Sheri Moon Zombie, Bruce Davison, Jeff Daniel Phillips, Ken Foree, Dee Wallace, Meg Foster, Maria Conchita Alonso. EE.UU., Reino Unido y Canadá. Terror.2012. 101 min. Adultos.
Heidi (Sheri Moon Zombie) es una DJ de una emisora de radio radical y alternativa que una noche recibe una anónima caja de madera que contiene un disco. A partir del momento en que escucha su contenido ya nada va a ser igual en Salem, pues parece que se ha activado una antigua maldición.

El estrambótico director Rob Zombie y su esposa, la actriz Sheri Moon Zombie, son los ingredientes principales de esta delirante película de terror de serie B, asfixiante, blasfema y desbordante de mal gusto deliberadamente buscado. Rob Zombie compone letras de canciones para productos tipo “Paranormal Activity” o “Californication”. Ha dirigido cintas de animación underground, como “The Haunted World of El Superbeasto”, y películas como “La casa de los mil cadáveres” o “Halloween”. Por tanto no es de extrañar que en esta cinta haya dado un paso más en su carrera a los infiernos. La película es un coctel de realismo sucio, imágenes de cómic pulp, psicodelia, terror a lo setentero serie Z y altas dosis de satanismo e irreverencia. Muy bonita. J. O.



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