La bomba explotó junto al cuartel provisional de la Guardia Civil de Calviá, a la espera de que se construyera un nuevo acuartelamiento, inaugurado finalmente en junio del año pasado. Eran cerca de las 14:00 horas cuando estalló el coche patrulla al que acababan de subir Diego Salvá, mallorquín, y Carlos Sáenz de Tejada, burgalés, ambos con apenas un año de servicio en la Guardia Civil. Antonio Salvá, padre de uno de los Guardias Civiles asesinados en Mallorca ha hablado con COPE para recordar como han sido estos últimos cinco años después de aquél trágico 30 de julio de 2009 y solo ha querido pedir a los partidos políticos que ayuden a las asociaciones de víctimas para ''que los crímenes perpetrados por ETA sean de lesa humanidad para que de esa forma no puedan prescribir nunca''.Cinco años de las últimas victimas de ETA en España