EL “INFANTA CRISTINA”, UN HOTEL CON ENCANTO Y UN SERVICIO ENCANTADOR - Saboreando

EL “INFANTA CRISTINA”, UN HOTEL CON ENCANTO Y UN SERVICIO ENCANTADOR

Recepción

Este pasado fin de semana he estado en mi querida Jaén. Y lo he hecho, con sumo placer como siempre que vuelvo por algún que otro motivo –cualquier excusa es buena para venir– a este maravilloso rinconcito de Andalucía, a petición de la Diputación de esta provincia para contribuir humildemente en ese magno evento, organizado por esa institución provincial,  como es ese I Salón de la Gastronomía y Alimentación que lleva como lema “Degusta en Jaén”, del que daré debida cuenta en su momento en este mismo medio.  En este caso mi contribución ha sido como miembro del jurado del certamen gastronómico que se ha celebrado durante tres jornadas consecutivas

Una de las habitaciones

Pues bien, cuando los responsables de la organización del citado evento, me preguntaron que donde prefería alojarme durante mi estancia de esos tres días; sin pensármelo ni un instante respondí rápidamente: “en el Infanta Cristina”. Porque este hotel, que regentan el matrimonio formado por Francisco Delgado y Mª Ángeles Castillo,   sin menospreciar el resto de buenos establecimientos hoteleros con los que cuenta la capital del Santo Reino, es una auténtica joya; un sitio elegante, confortable, con una esmerada decoración de estilo tradicional y conservador, sin ninguna modernidad –ni falta que hace– que convierte este sitio en ese lugar que más se parece al hogar de uno cuando estamos fuera de casa por trabajo, turismo, o cualquier otro motivo. El confort de sus habitaciones, el magnífico servicio de todo el personal que demuestra una gran profesionalidad, sus cómodas salas, la elegancia y distinción de todo el espacio desde que entras hasta el último rincón del establecimiento, etcétera, hace que la estancia en este hotel sea sumamente placentera; de hecho, no en vano, esta casa ha sido reconocida recientemente con la “Q” de Calidad.

Restaurante

Uno de esos días que pasé en el “Infanta” decidí quedarme en el hotel para comer; y créanme, fue todo un acierto. A parte del magnífico servicio prestado por su personal de sala, que evidentemente eso contribuye sobremanera para que el resultado de un almuerzo o una cena –como fue mi caso– en su conjunto sea satisfactorios, la comida estaba realmente exquisita. Una impresionante sopa de picadillo servida sin ninguna demora y a una temperatura ideal  cuyo caldo blanco,  cual puchero casero, de un sabor sorprendente guarnecido con su correspondiente huevo duro y ese poquito de jamón serrano, me retrotrajo a ese puchero que hacía mi madre. Aunque al ver aparecer  aquella magnífica cazoletea donde fue servida esa sopita me predispuse a no tomar nada más y por eso le dije a Cristóbal, quien me atendió de maravilla, que anulase el segundo plato que con anterioridad había pedido; pero al decirme que ya estaba “en marcha” no tuve más remedio que comérmelo tras tomarme el primero. Se trataba –tal como pedí– de una merluza a la plancha  con una guarnición de calabacines a la parrilla. Delicioso. El pescado, de un impresionante frescor,  hecho en su punto exacto de cochura consiguiendo esa textura y la jugosidad exacta en el interior de la pieza y el acompañamiento de verduritas convirtieron ese plato en una auténtica exquisitez, que junto a aquella sopita disfruté de lo lindo con esa cena espectacular de la que guardo un grato y apetitoso recuerdo.

Una experiencia que recomiendo, porque el restaurante “Az-Zait” con el que cuenta el  “Infanta Cristina” es un sitio en el que los gourmet más exigentes, estén alojados o no en el hotel porque está abierto al público en general, encontraran propuestas muy interesantes con las que con toda seguridad quedaran gratamente sorprendidos y muy satisfechos.

Oneto

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