El equipo desconcertante - Con Basket si hay paraíso

El equipo desconcertante

Cleveland Cavaliers se define por ser el equipo que hace justamente lo contrario de lo que se espera de él. Al menos este curso Es el equipo desconcertante. Se le esperaba como uno de los favoritos y grandes animadores durante la temporada regular (como siempre desde el regreso de Lebron) y fue un desastre que provocó un movimiento drástico de cambio de jugadores a mitad de temporada. Se le esperaba una vez estabilizado como un equipo que llegaba en buen momento al playoff y su puesta en escena no pudo dejar más dudas, hasta el punto de necesitar la heroica y a un gran Lebron ante Indiana para ganar en siete partidos la primera ronda.

Cuando se esperaba que sufriera lo indecible ante el mejor equipo del Este en semifinales, Toronto, resultó que Cleveland barrió a los Raptors en un 4-0 que nadie hubiera imaginado antes de la serie. Y cuando se veía por fin a buen ritmo de competición con la maquinaria engrasada y con el equipo en su mejor momento, en plenitud competitiva, a la final del Este, llega el desastre en el primer partido ante Boston.

¿Qué podemos esperar en el segundo partido? ¿veremos a unos Cavs de nuevo renacidos para demostrar a los Celtics que no lo tendrán fácil? ¿o veremos una nueva barrida de los verdes? No tanto la derrota como por la forma de ser barridos de la pista del Garden por los Celtics, es previsible un equipo herido, mucho más despierto, más motivado, ahora bien, ¿alcanzará? ¿será con una dosis excesiva de ansiedad para tratar de reencontrarse como equipo? 

Es difícil diagnosticar por qué Cleveland no aterrizó en Boston.  Es cierto que los Celtics fueron muy superiores y que el mérito es del equipo de Brad Stevens, pero no es menos cierto que no hubo partido, desde el primer minuto; directamente Boston fue el único actor en ambos lados de la cancha, mientras Cleveland fue un equipo desconcertado, superado, sin ninguna actitud competitiva, incluido el propio Lebron James. Alguien podría pensar que nada más lógico que un equipo tan desconcertante y cambiante siendo un equipo tierno en su composición con tantos cambios, y tan dependiente de un mega jugador como Lebron James. Es posible. Quizá gastaron mucha adrenalina en la serie anterior, la adrenalina es algo que se gasta en seguida y que hay que recargar, como una batería. No se está siempre igual.

¿Se confundió Cleveland tras su gran serie ante Toronto, o simplemente Boston fue capaz de neutralizar todas las virtudes de Cleveland? Hasta el técnico Stevens ha mostrado su satisfacción por haber sido capaces los Celtics de controlar al mejor jugador, Lebron James, según ha dicho.  Por mucho mérito que tenga Boston no está claro que sea la lectura correcta, pues aunque Boston estuvo acertadísimo a la hora de golpear en la pintura y tuvo también acierto exterior, se movió más y mejor, y en defensa acepta los cambios en el marcaje a Lebron con facilidad (sea Morris o Brown quien se empareje), aunque se supo cortar las líneas de pase que tan bien sabe poner Lebron en la zona rival, hay cuestiones más mundanas y corrientes que no cuadran. Esas cuestiones son que Cleveland tuvo una deficiente actitud ante el desafío, no tuvo la misma garra ni el mismo hambre que su oponente, no tuvo la misma frescura de piernas, ni de acierto en tiros liberados, pues no todos los tiros fueron punteados o incomodados y hubo un grado de desacierto importante, el dato 4 de 26 en triples de los Cavs lo dice todo.

En defensa, Cleveland tuvo una actitud de pachanga de verano cuando afrontaba el primer partido de la final del Este, falta de tensión defensiva, ausencia de faltas y de contundencia (lo más contudente fueron los tiempos muertos de Lue como única arma para cortar el ritmo de Boston en medio del naufragio), falta de diálogo en las ayudas, falta de cuerpeo para parar en la pintura los ataques verdes, deficiente balance defensivo y así podríamos seguir. 

Lo más brillante de Cleveland en este decepcionante primer partido que ha disputado en la final del Este, es la nueva demostración de prodigiosa mente de Lebron James. Ha dejado a medio mundo boquiabierto y provocó aplausos en la sala de prensa del Garden al relatar una serie seguida de ataques y defensas para explicar un parcial desfavorable de su equipo, con total tranquilidad, como si su computadora de a bordo fuera capaz de retener lo que el ordenador de un scouter recoge en un partido. 

Mientras, Boston ha entrado de la manera más opuesta posible a lo relatado en los Cavs, una fenomenal puesta en escena, con gran acierto exterior pero sobre todo con gran energía en el cuerpo a cuerpo en la pintura donde macharon a los Cavs y la capacidad para defender de todos sus jugadores. Marcus Morris hizo lo que quiso en la pintura y provocó con total facilidad cambios favorables para atacar. Al Horford atacó una y otra vez a Kevin Love con una oposición más que deficiente de un jugador que había ofrecido su mejor versión, también defensiva, ante Toronto.  En fin la serie en el Este no ha hecho más que empezar, y lo que esperamos es que nos depare un espectáculo más intenso que este comienzo. Seguro que así será. 

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