La plaga de la polilla guatemalteca sigue dando la lata. La semana próxima empiezan los controles para evitar que llegue patata de zonas infectadas a otras que hasta ahora están libres, y por eso no se extrañen si los paran en carretera para revisarles el maletero, porque el asunto es preocupante y la Xunta quiere evitar a toda costa que los insectos lleguen a comarcas donde el tubérculo tiene una relevancia económica fundamental, como pueden ser A Limia o Bergantiños.

A día de hoy se ha detectado la polilla en 31 ayuntamientos del norte de la comunidad, en los que está terminantemente prohibido sembrar y en los que incluso van a tener que ser arrancadas y destruidas las que están ya plantadas. Hay, además, otra "zona tampón" con restricciones que se ha diseñado para que actúe como franja de seguridad frente a posibles contagios.

En Cope Galicia la directora de Agricultura Belén Docampo llama a los productores a cumplir las normas y recuerda, eso sí, que no estamos ante un problema de salud pública. El problema de esta plaga es que la polilla destruye la raíz de la planta y el producto se vuelve inservible.