Ángel Expósito se sorprende de la cantidad de votantes independentistas en Cataluña que permanecen fieles y sumisos a pesar de la deriva de los líderes del procés. Gente aparentemente normal y corriente, gente formada y educada que no tiene problemas con que se adoctrine a sus hijos en las escuelas. Personas que no temen la ruptura con la Unión Europea, que hacen oídos sordos a las advertencias de Merkel o Macron. Que no reaccionan ante la salida de empresas de Cataluña o ante la caída del turismo.

"Me pregunto: ¿Tan mal están? ¿Tan grave es la enfermedad del racismo y la supremacía que anula el cerebro que hasta dirige el voto a esta panda?"

Empresas que, por cierto, hicieron la vista gorda durante mucho tiempo. Personas que hablan de democracia pero olvidan a la mitad de Cataluña no independentista. Y que dejan fuera del debate político temas tan importantes como la economía, el yihadismo o la corrupción en la antigua Convergencia i Unió. Expósito se pregunta qué más tiene que pasar para que estas personas reaccionen y cuándo va a acabar la monserga independentista.