Donald Trump ha cumplido su promesa de retirar a Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán, firmado por su predecesor Barak Obama junto a las principales instituciones de la Comunidad Internacional. El argumento esgrimido es que los iraníes han incumplido su parte del trato, como vienen repitiendo Arabia Saudí e Israel, que consideran al régimen de Teherán su máximo enemigo en la región. Trump ha justificado su decisión amparándose en las informaciones de la inteligencia israelí y añadiendo el argumento de que Irán sigue apoyando el terrorismo internacional a través de guerras como las de Siria y Yemen. Ni el Organismo Internacional de Energía Atómica, ni los servicios de inteligencia de Francia, Alemania y el Reino Unido, otorgan credibilidad a las denuncias sobre la carrera nuclear iraní.

La decisión de Trump tendrá consecuencias para la estabilidad, no solo de la región de Oriente Medio, sino del planeta. Estados Unidos es hoy un socio imprevisible en el marco de las Relaciones Internacionales, y eso hace aumentar la desconfianza y quiebra la solidez de la alianza transatlántica. Por otra parte, esta decisión alentará a los sectores iraníes más radicales y producirá un efecto negativo en el precio del barril de petróleo y en las relaciones económicas. Desde ayer, la incertidumbre ha crecido un poco más y ha convertido nuestro a mundo en un poco más inseguro.