Este viernes hemos sabido que la espera para operarse se ha disparado en la Sanidad Pública hasta 115 días. También ha aumentado el tiempo de espera para las consultas externas. Estos datos reflejan un empeoramiento de la calidad de un servicio público esencial que contrasta con la buena medicina pública que se hace en España, que está entre las ocho mejores del mundo. La calidad de los servicios públicos esenciales como son la Sanidad y la Educación son indicadores indirectos de la igualdad de un país. Si se puede operar mucho antes, o tiene acceso a una mejor enseñanza, aquel que más dinero tiene, eso significa que los objetivos del Estado del Bienestar, la redistribución de la riqueza y la igualdad de oportunidades, no se están cumpliendo. Desde los ajustes de la crisis, el gasto sanitario ha ido aumentando. Pero las competencias sanitarias están transferidas. Las estadísticas reflejan claras diferencias entre las Comunidades Autónomas. El tiempo de espera en Canarias y en Cataluña casi cuatriplica al del País Vasco. Eso tiene mucho que ver con el hecho de cada Gobierno autónomo puede usar los recursos para Sanidad como considere conveniente. Desde hace tiempo los expertos recomiendan que la financiación sanitaria tenga un carácter finalista en algunos aspectos, limitando de este modo el margen de maniobra de los Gobiernos autonómicos. El sistema de financiación de las Comunidades Autónomas, pendiente de reforma, tiene que incorporar principios de responsabilidad efectiva. No se puede separar el sujeto que genera los ingresos del que genera el gasto.