El próximo 10 de abril el Congreso iniciará en Argentina los debates sobre la despenalización del aborto. Durante dos meses se debatirá con la asistencia de personas expertas. Se quiera reconocer o no, la sociedad argentina se ha manifestado masivamente en contra de la despenalización. El pasado domingo fueron 23 las provincias argentinas en las que se convocaron marchas a favor de políticas sociales de apoyo a la maternidad y a las mujeres embarazadas en situación de vulnerabilidad.

Macri, el Presidente de la República, ha decidido tomar parte en el asunto. Él está en contra pero la coalición que le apoya, Cambiemos, reconocerá libertad de voto a diputados y senadores. Los más destacados hombres y mujeres de Cambiemos en el Gobierno se manifiestan contra la despenalización, al igual que la Gobernadora Vidal y el jefe de Gobierno de Buenos Aires, como también Elisa Carrió. El Gobierno no quiere romper su unidad y eso explica que aliente el debate y apueste por la libertad de voto.

Lo que la sociedad civil haga ahora es de extrema relevancia. En estos dos meses las organizaciones que el domingo salieron a la calle no parecen dispuestas a que se les hurte la palabra. Con eso demostrarán que no existe un dogma con relación al aborto, que se trata de una cuestión transversal y que el debate razonado y razonable debe posibilitar romper el silencio y el desprestigio que a priori se predica de todo aquel que osa defender la vida y todas las vidas.