La Iglesia viene actuando con toda firmeza contra los casos de abusos a menores por parte de algunos eclesiásticos, surgidos en diversos países. Siguiendo la senda marcada por Benedicto XVI, el Papa Francisco ha aconsejado a las presuntas víctimas que presenten las oportunas denuncias, no sólo ante las autoridades eclesiásticas sino ante la Justicia civil, que debe actuar al margen de las sanciones canónicas que puedan recaer sobre los culpables de este gravísimo pecado, que es además un delito. La noticia de hoy es que la Audiencia Provincial de Granada ha dictado sentencia absolutoria en el llamado “caso Romanones”, condenando además al denunciante de los supuestos abusos al pago de las costas. Durante estos meses el Arzobispo de Granada ha mantenido una actuación impecable para esclarecer lo ocurrido. Si en un principio se creyó que habían sido varios los eclesiásticos involucrados en los hechos, poco a poco quedó sólo un inculpado, el P. Román Martínez. Su absolución, dice en la sentencia, se basa en la ausencia de pruebas y en la falta de convicción del acusador, que ofreció algunos datos considerados contradictorios e inverosímiles. En todo caso el Arzobispado de Granada ya ha dejado claro que, a pesar de su alegría por la absolución, sigue adelante el proceso canónico, y que la posición de la Iglesia consiste en la protección de las víctimas, la busca de la verdad y la colaboración con la Justicia. Y expresa el deseo de que el sufrimiento que este asunto ha causado a toda la Iglesia, sirva para crecer en humildad y para un testimonio cada vez más transparente de la verdad de Dios en nuestras vidas.