La solicitud del Papa por las iglesias esparcidas a lo largo y ancho del mundo, en particular por las que están sufriendo diversas formas de violencia, ha motivado que el cardenal Leonardo Sandri, prefecto vaticano de las Iglesias Orientales, haya viajado estos días pasados a Ucrania. La situación que vive ese país, debido a sus tensiones internas y a la permanente intromisión de Rusia, ha conducido a una guerra entre separatistas prorusos y fuerzas ucranianas. El conflicto ha causado ya más de diez mil muertos y dos millones de desplazados, y Francisco ha lanzado varias iniciativas de solidaridad en las que ha comprometido a godas las iglesias europeas. El cardenal ha dicho que la gente está harta de tener que sufrir las consecuencias de la guerra, y que la solución a los problemas pasa por el diálogo, la reconciliación, el saber comprender y conocer lo que piensan los otros, y encontrar juntos una solución”. El enviado del Papa ha presidido la peregrinación nacional anual al santuario de Zarvanytsia, donde ha puesto todo el sufrimiento del que ha sido testigo a los pies de la Madre de Dios y Reina de Ucrania. La participación de los jóvenes en la peregrinación ha sido enorme, todo un signo de esperanza para el futuro de este país, en el que las iglesias, católicas y ortodoxas, están llamadas a jugar un papel decisivo de encuentro, de perdón y de unidad.