Jacob Zuma, Presidente de Sudáfrica hasta ayer, ha renunciado a su cargo. Las presiones de su partido, el Consejo Nacional Africano, han sido determinantes. Así lo ha anunciado en una comparecencia pública. Zuma sabía que de no hacerlo así, se enfrentaba a una moción de censura en el Parlamento.

Zuma llegó a la Presidencia de la República en 2009 y durante estos nueve años se ha enfrentado a un total de ocho mociones de censura. En esta ocasión sabía que tenía todas las de perder. Los escándalos de corrupción sumados a la necesidad de purificación institucional del Consejo Nacional Africano han hecho que las élites del partido decidieran escribir, o eso parece, un punto y final.

Zuma suma ochocientas causas judiciales y es sospechoso de desviar fondos públicos. La cuestión ahora es saber si el relevo servirá para dar inicio a un tiempo nuevo. El Consejo Nacional Africano de Mandela sigue siendo el gran mito de la lucha contra el apartheid. Desgraciadamente esa herencia se ha ido dilapidando y habrá que ver si el nuevo Presidente, Cyril Ramaphosa, es capaz de reconducir la situación y renovar la confianza ciudadana en el histórico partido de Mandela.