Lorena Enebral, 38 años, fisioterapeuta de la Cruz Roja, ha sido asesinada en Afganistán. Su trabajo diario se desarrollaba en el servicio de ortopedia del hospital Mazar el Sharif, reconstruido y sostenido por el Ministerio de Exteriores de Alemania y considerado uno de los servicios mejor dotados, personal y materialmente, de la zona norte de Afganistán. Ese hospital atiende a una población de aproximadamente cinco millones de usuarios en un país en el que la esperanza de vida ronda los 44 años, en el que uno de cada cinco niños fallece antes de llegar a los cinco años y en el que uno de cada diez niños padece malnutrición.Hace un año otra española, Isa Solá, religiosa de Jesús María, fue asesinada en Haití. Había llegado en 2008. Dos años después, el terremoto reorientó la dedicación de esta religiosa. Comenzó siendo maestra y acabó creando un servicio de ortopedia para atender a los niños mutilados. Lorena e Isa dedicaron su vida a los discapacitados, a los que habían perdido sus extremidades o alguna de ellas y debían aprender de nuevo a andar y a moverse.Lorena e Isa se dedicaron a las víctimas más pobres, aquellos a quienes las heridas de la guerra o del terremoto habían convertido en parias y apestados. Ambas nos recuerdan que no hay amor más grande que dar la vida por los demás, y así nos han enseñado en qué consiste construir una verdadera civilización. Pedimos por ellas, conscientes de que la muerte no ha sido la última palabra sobre su existencia, tan fecunda.