En septiembre de 2008, con la visita de Benedicto XVI reabrió sus puertas el Colegio de los Bernardinos en París. Este centro de origen cisterciense, fundado en el siglo XIII, es un espacio religioso abierto a la sociedad con la intención de fomentar el diálogo entre Fe y Cultura.

Los obispos franceses quieren que este Centro se convierta en un lugar de encuentro y diálogo en el que poder abordar temas como las relaciones entre Iglesia y Estado, o la libertad religiosa. En Francia es ya una tradición que las confesiones judía y musulmana, así como la Federación Protestante, organicen encuentros con autoridades políticas y representantes de la sociedad civil. Ahora los obispos católicos han convocado a 400 personas a un encuentro en el que participará como invitado principal el Presidente de la República, Emmanuel Macron.

La relevancia pública del hecho religioso y la dimensión social de la fe son hechos que configuran la experiencia humana y que cualifican la calidad de una sociedad abierta y democrática. La miopía laicista que pretende extirpar la dimensión socio-comunitaria de lo religioso, ya no cuela ni en la Francia laica y republicana.

Los obispos esperan muchos frutos de esta iniciativa, no porque busquen presionar al Gobierno o a la Asamblea Nacional, sino porque la Fe cristiana tiene mucho que aportar al bien de la sociedad, y no como grupo de interés, sino como como comunidad de servicio.