En la bella ceremonia del consistorio público ordinario, el Papa Francisco ha creado a cinco nuevos cardenales entre los que se encuentra el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella. La Iglesia en Barcelona y en toda España está de enhorabuena por esta designación que expresa una particular cercanía y un singular afecto hacia la persona de monseñor Omella. En este acto, el Papa ha puesto en evidencia la conjunción de las notas de la universalidad de la Iglesia, con la elección del arzobispo de Bamako, en Malí; del vicario apostólico de Paksé, en Laos; y del nuevo servicio a la misión en tierras ya evangelizadas, como es el caso del obispo de Estocolmo o del auxiliar de San Salvador. El colegio cardenalicio ve confirmado así su carácter cada vez más universal.Como ha dicho el Papa Francisco en su homilía, Jesús no ha llamado a los recién creados cardenales para que se conviertan en príncipes, sino para servir a Dios y a los hermanos; para afrontar con su misma actitud el pecado del mundo y sus consecuencias para la humanidad de hoy: los inocentes que sufren y mueren a causa de las guerras y el terrorismo; la esclavitud, también en la época de los derechos humanos; los campos de prófugos y el descarte sistemático de todo lo que ya no sirve, incluidas las personas. Frente a esta realidad, los nuevos cardenales representan la Iglesia que sale al encuentro y cura las heridas con el testimonio de Cristo resucitado.