La histórica foto que ha proporcionado el encuentro entre Donald Trump y Kim Jong-un, es una buena noticia. Todos recordamos como hace unos meses la tensión entre los dos líderes llegó a ser muy alta. Los riesgos de eso que se llama la Tercer Guerra Mundial a trozos, con países que disponen de armamento nuclear, no son pequeños.

Es una buena noticia que se haya llegado hasta aquí, pero eso no significa que los riesgos y los elementos de conflicto hayan desparecido. Habrá que examinar con detalle la letra pequeña del acuerdo y ver cómo se mueve la Administración de los Estados Unidos en las próximas semanas. Trump es impredecible.

Kim Jong-un ha actuado con una estrategia muy precisa. Ha desarrollado un peligroso programa nuclear imponiendo sacrificios altísimos a su pueblo. Desde hace décadas, Corea del Norte es probablemente el régimen más totalitario del planeta. A la falta de libertad y de cualquier tipo de derecho humano fundamental se añade una gran precariedad económica. Kim ha llegado hasta el borde del precipicio para negociar ahora concesiones, sobre todo para levantar el bloqueo de la importación de productos básicos. A cambio de bajar la tensión nuclear, obtendrá algunas facilidades para el comercio internacional. Y de momento, Corea del Norte seguirá siendo el rincón más oscuro de la tierra. Es el momento de acordarse de los centenares de presos de conciencia internados en ese país por no haber cedido en aquello en lo que creen.