Línea Editorial: Cristianos en África, semillas de esperanza

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En medio del olvido que a menudo propicia la tiranía de la actualidad, conocemos con cuentagotas la dolorosa realidad que vive buena parte del continente africano. En las últimas semanas hemos vuelto a tener noticias del drama que sufre la República Centroafricana, del terror desatado de nuevo en Burkina Faso, o del lamento que nos llega una vez más desde Nigeria. En todos los casos, la presencia misionera de los cristianos aparece como levadura en la masa y como minoría creativa, que no ceja en el empeño de trabajar, con toda la gente de buena voluntad, en favor de la reconstrucción y la paz.

Buena parte de la ayuda que podemos prestarles desde aquí es no olvidarles, tampoco en la denuncia de la persecución que a menudo sufren. Nos la hace llegar ahora el Arzobispo de Kadura, en Nigeria, que clama en el desierto de un estado fallido, especialmente por la corrupción y el terror, para que el Gobierno federal no mire para otro lado cuando se trata de ayudar a las víctimas cristianas del grupo terrorista Boko Haram. Esta misma semana nos han llegado precisamente escalofriantes noticias de cómo los yihadistas están multiplicando la utilización de menores como explosivos humanos. Tenemos el deber moral de mantener viva la denuncia, sobre todo cuando la actualidad internacional pone el foco en otros lugares, y de acompañar a cuantos están trabajando allí, contra viento y marea, como auténticas semillas de esperanza en medio del terror y la desolación.