Blanca tiene 16 años y síndrome de down. Este verano a la vuelta de vacaciones el presidente de la comunidad de vecinos, donde su familia vive desde hace 18 años, llamó al socorrista de la piscina para que no la dejara bañarse. Se amparaba en el reglamento que prohíbe a las personas discapacitadas estar en la piscina sin la supervisión de un adulto. Este mismo mes de noviembre en la reunión de la comunidad pensaban endurecer más las reglas prohibiendo a menores de 10 años y discapacitados que usaran el ascensor sin un adulto. La denuncia de sus padres y Down España ha obligado a rectificar a los vecinos.

Sergio e Isabel, los padres de Blanca trabajan con ella entre otros muchos aspectos la autonomía. Desde muy pequeña Blanca nada perfectamente. Isabel la deja bajar sola mientras que está pendiente desde el balcón de su casa. “Para que Blanca coja el ascensor y baje a la piscina, hemos tenido que enseñarla y acompañarla en todo momento, no es fácil que pueda tener autonomía, ahora por ejemplo estamos intentando que vaya hasta la ruta que le lleva al colegio ella sola, y llegan y cuatro personas se cargan todo lo que hemos avanzado”, explica con mucha calma Sergio. Y es que ahora Blanca no quiere bajar a la piscina desde que la echara el presidente de la comunidad, “mi hija no quiere bajar porque dice que hay personas que la miran mal”, explica Isabel, “Yo fui a hablar con este señor para que rectificara, pero no solo se negó a rectificar sino que me dijo que mi hija era una disminuida y que como tal tenía que bajar acompañada y que si no, no podía entrar  en la piscina”.

Blanca sabe nadar desde que era muy pequeña, es completamente autónoma, "me decía el socorrista que era una niña ejemplar, cumple las normas en la piscina sin molestar, se ducha, deja la toalla en un rinconcito con las zapatillas, el socorrista dice que no da ni un problema", explica Isabel.

A esta madre se la ve cansada, llevan todo el día atendiendo a medios de comunicación, “no habríamos querido llegar a este extremo pero lo hemos intentado por las buenas y hasta este mismo  lunes nos estaban diciendo que  iban a modificar los estatutos para restringir que Blanca pudiera hacer uso sola de la piscina y el ascensor”. Los padres no entienden porqué el administrador, el presidente de la comunidad y varios de los 47 vecinos que viven en esta urbanización en Boadilla del Monte querían endurecer las reglas. “Es algo contra Blanca, porque no hay ningún discapacitado más en la urbanización como ella, y no entendemos cómo se puede hacer esto a una niña que es tan sociable, que solo quieren que la quieran, no hay derecho”, dice Isabel. Blanca es una niña amigable que estudia en el Colegio María Redentora de Madrid, una escuela de educación especial donde se les enseña a los niños desde que son muy pequeñas habilidades sociales para que puedan integrarse en la sociedad.

Los vecinos para cambiar las reglas comunitarias se amparaban en un supuesto reglamento del ayuntamiento de Boadilla algo que ha desmentido el propio consistorio a la familia. Desde el equipo municipal se ha prestado todo el apoyo a los padres.  A tan solo unas horas de cumplir el plazo para modificar estos estatutos discriminatorios, el administrador ha comunicado a todos los vecinos que retiraban la medida. La presión social y mediática ha sido fundamental en este caso. El CERMI había advertido que reclamaría “a la Comunidad de Madrid la aplicación del régimen de infracciones y sanciones a esta comunidad de propietarios, por discriminación a las personas con discapacidad, para que las vulneraciones de derechos no queden impunes”. El Colegio Profesional de Administradores de fincas de Madrid ha mostrado su sorpresa según Down España, por considerarlo “discriminatorio” y “se califica jurídicamente como nulo de pleno derecho por cuanto atenta contra los derechos fundamentales establecidos en la Constitución”.

“Esta denuncia pública que hacemos, explica Sergio,  ya no es solo por Blanca, sino por todas las personas que en un momento dado puedan pasar por lo mismo, nosotros buscamos hacer cada día el mundo un poco mejor, nada más”. El CERMI asegura que “esta actitud de la Comunidad de Propietarios evidencia la ignorancia culpable de muchas instancias sociales, públicas o privadas, que discriminan y excluyen a las personas con discapacidad, castigándolas solo por ser diferentes”.

Este martes un grupo de padres con niños con síndrome de down se han concentrado a la puerta de la Urbanización para demostrar su apoyo a esta familia.